Si siendo pequeña has visto la película Big y no has aspirado a ser Tom Hanks, no has tenido infancia. Bueno, no significa necesariamente que no hayas tenido infancia, pero sí significaría que tu infancia ha sido más seria que el rictus de Clint Eastwood.
Digo esto porque quienes tenemos esos anhelos incumplidos –seamos serios, nadie tiene en su casa la habitación de Tom Hanks en Big–, pueden hacer un ejercicio de psicoanálisis súper interesante en el parque de Diagonal Mar.
El parque de Diagonal Mar, que mide 340.000 metros cuadrados y es el segundo más grande de la ciudad, tiene un par de toboganes gigantes. Ya son famosos y hay unos cuantos más distribuidos por Barcelona –en próximos artículos hablaremos de ellos–, pero los de Diagonal Mar son los más anchos. Caben en una sola tirada toda la familia de los Royal Tenenbaum.
Además de toboganes, los atractivos del parque de Diagonal Mar son casi innumerables. Y digo casi porque procedo: pistas de petanca, colinas cubiertas de césped, un lago enorme, mesas de ping pong, campos de fútbol, el Mediterráneo a cuatro pasos.
La visita al parque merece la pena, aunque solo sea por conocer los toboganes y dar sentido a una consigna mrwonderfuliana: recuperar al niño que llevas dentro.
P.S: Es aconsejable llevar un pedazo de cartón para poder deslizar.