El arroz peladito, sin huesos, sin piel de gambas, el arroz cómodo, el que le pones casi siempre a los niños. Ese es el arroz parellada. ¿Por qué parellada? El origen de esta forma de hacer arroz se ancla en una curiosa anécdota.
Corría el año 1902 y el antiguo restaurante Suís de Plaça Reial tenía un cliente habitual: el abogado (y dandy) Juli Maria Parellada. Parellada se conocía el menú de cabo a rabo y un buen día (no se sabe a ciencia cierta cuándo) decidió innovar un poco y pedir un plato de arroz «sin hueso y sin espina». Los camareros le tomaron nota sin ponerle muchos problemas ya que era un cliente habitual e importante. De hecho, tenía una mesa reservada siempre a su nombre.
Tampoco pusieron muchas pegas los cocineros, que a gusto del consumidor quitaron las cáscaras de las gambas. las valvas de los mejillones y otros restos. A Parellada se ve que le gustó mucho su invento porque no dejó de pedirlo a continuación, hasta el punto de que la cosa se popularizó y otros clientes empezaron a querer probar qué era aquello. El resto es historia de la gastronomía barcelonesa.
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