
Louro es, quizás, la única sorpresa buena que Las Ramblas de Barcelona todavía tienen para darlepara los barceloneses. Los viejos de la ciudad recordarán que en un primer piso de esta calle, ya cerca de Colón y lejos de la mirada de los paseantes, está el Centro Galego, la embajada que los inmigrantes gallegos tuvieron en la ciudad y que históricamente guardó un bar donde comer bien y barato en plena Rambla.
Esa embajada ha ido perdiendo funciones, aunque sigue siendo un pequeño refugio galego en el centro, pero hace unos años su restaurante hizo un lavado de la mano del grupo de gallegos de Arume (y Batea, y Cera 23, Besta…), que le dieron una voltereta al sitio para convertirlo en Louro, un gallego nuevo estupendo que es, probablemente, el último buen restaurante de Las Ramblas.
Comer en la casa de Eusebi Güell
La gracia de Louro es tan sencilla como su definición: «restaurante gallego en Barcelona». Cocina tradicional gallega, presentada limpia, algo renovada (guisos aligerados, cocciones más cortas…) y bien de precio. Marisco de calidad, algunas caldeiradas, arroces y sus golpes de carne de ternera. Todo sencillo, como esa tosta de sardina ahumada con queso de Cebreiro (quizás el plato más logrado), el pulpo (muy bien cocinado aquí, no podía fallar), las almejas a la marinera o la caldereta de lubina. Todo sin fallos, todo rico y todo, muy importante, con sabor a casa y a amor.
Pero la comida no es su único atractivo. Louro ocupa el lugar del antiguo restaurante de la Casa Galega, que a su vez está en la antigua casa de Eusebi Güell, el hombre que se hizo construir el Palau Güell justo al lado de su casa. De ahí que desde el restaurante se vea la fachada trasera del precioso edificio modernista de Gaudí y que una de las salas sea el inicio del pasaje que aún se conserva y que conectaba la casa antigua de Eusebi con el nuevo Palau que se estaba construyendo en Nou de la Rambla.
Si a eso le sumamos la preciosa reforma que han hecho, que le da al restaurnate un aire de sitio donde comería Alicia en el País de las Maravillas, la experiencia es redonda. Por lo que uno sale de ahí pensando que, quizás, sin saberlo, Las Ramblas todavía pueden dar buenas sorpresas a los barceloneses.
Louro
📍 Rambla de los Capuchinos, 37, Principal, 08002 Barcelona
💸30-40€
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