¿Qué relación tienen la Mata Hari y Carrie Mathison (protagonista de la serie Homeland)? El cine y el espionaje están unidos por su propia esencia: se trata de ser lo que no se es, de vivir múltiples vidas, de interpretar un papel. Esto es lo que analiza Top Secret: cine y espionaje, la nueva exposición de CaixaForum que estará en Barcelona hasta el 17 de marzo.
En colaboración con la Cinémathèque française, la muestra analiza esta relación entre cine y espionaje. Lo hace mediante 270 piezas, 90 clips de película y hasta 16 obras de arte, se establece un juego de miradas que entrelaza los sistemas de espionaje de los servicios de inteligencia a lo largo de los años con el oficio de actor y actriz.
Siguiendo un recorrido cronológico-temático, la exposición se organiza en torno a cinco ámbitos temáticos: «Espionaje y cine, una historia de técnicas»; «Clandestinas de las grandes guerras»; «Guerras frías y gentlemen», «Terrores y terroristas (década de 1970 a nuestros días)», y «¿Todos espías? El ciudadano espía: perspectivas de futuro».
A lo largo del recorrido se abordan temas como la historia de las técnicas desplegadas por los agentes de los servicios de inteligencia y el papel singular que tuvieron las espías entre 1870 y 1945. También el nacimiento del mito del espía moderno durante la Guerra Fría (principalmente a través del personaje de James Bond) y la evolución de la figura del agente secreto en relación con las transformaciones geopolíticas de la década de 1970. Finalmente, la aparición de nuevas formas de espionaje encarnadas por los alertadores que solo obedecen a sus propios valores en un contexto de vigilancia generalizada.
Podremos ver el cocodrilo submarino en el que se camufló James Bond en Octopussy de 1983; bolsos que son grabadoras, cajetillas de tabaco que eran cámaras fotográficas, carteles de propaganda que durante la Guerra Fría animaban a guardar silencio (sobre todo si uno se encontraba en presencia de una “mujer atractiva” y posiblemente sospechosa…).
La exposición recupera títulos de la cinematografía española del género como El Lobo, de Miguel Courtois, Mataharis, de Icíar Bollaín, y Estambul 65, de Antonio Isasi-Isasmendi, y un fragmento del documental Garbo, el espía, de Edmon Roch entre otros, además de carteles españoles de filmes internacionales.
También es importante destacar el papel participativo del espectador en la exposición, ya que ésta cuenta con una museografía inmersiva. Por ello, el visitante se implica en una investigación que abarca juegos de encriptado y diferentes paradas que quieren expandir la noción de vigilancia y espionaje a la experiencia del espectador para que el espectador se convierta en espía y a la vez en un ser espiado.