El BAUM Festival es el 5, el 6 y el 7 de octubre en la Fira de Barcelona.
Si coincidimos en que Barcelona está asediada por festivales de música, de literatura o de cine, también coincidiremos en que no proliferan los festivales de contracultura o de cultura urbana. Aunque eso no significa que no existan. Claro que existen. Y prueba de ello es el BAUM Fest, un festival de cultura urbana marcado por un concepto o rasgo característico: el tatuaje.
Y parece obvio. Si bien no hay debate en la afirmación de que la música, la literatura o el cine son artes reconocidas, el quorum con el tatuaje sería más disperso o dudoso. Pero el hecho de que exista el debate sugiere algo. Tatuar es un arte. Y quien se empeñe en negarlo, debe –sí, debe- ir al BAUM Fest.
Desde hace unos años y como si se le hubiera quedado pequeña la idea de “Convención Internacional del Tatuaje de Barcelona”, lo que ahora se celebra en la Fira de Barcelona es el BAUM Fest. Un Festival contracultural y multidisciplinar con el tatuaje por bandera. De 600 artistas que lo visitan, 300 son tatuadores de todo el mundo –algunos como la neozelandesa Rosie Edwards estará aquí por primera vez-. Y tú la podrás ver comprando tu entrada en ESTE LINK.
El éxito de otras ediciones ha sido incontestable. 18 mil personas el año pasado, por ejemplo. Y es que, como decimos, el BAUM Fest está abierto a ti aunque no tengas ni una gota de tinta en tu piel.
Igual que no hace falta que te guste la electrónica para ir al Sónar, no hace falta que te gusten los tatuajes para ir al BAUM Fest. (Aunque, claro, en ambos casos ayuda a que la experiencia sea más satisfactoria).
El BAUM Fest es un festival de magia. De la magia de lo independiente, de lo que está fuera de la cultura. Y, como cualquier truco de magia, tiene sus trucos. Algunos de ellos son el grafiti, los conciertos, los foodtrucks, las competiciones de danza, los deportes extramos, exhibiciones de sumi-e, el arte aplicado a vehículos, en un espectáculo de hakas, las exhibiciones de grafiti o de body painting. En suma, prácticamente todo lo que te puedas imaginar. Todo, claro, con una joya de la corona diferenciada. Con el tatuaje.