Una de las bodegas que lideró el movimiento de recuperación de las bodegas en los últimos diez años cierra sus puertas. Por suerte, las vuelve a abrir. A finales de este mes, el 22 de julio, la Bodega Montferry de Sants tendrá que cerrar su local porque se le acaba el contrato de alquiler y el propietario del inmueble quiere derribar el edificio.
Por suerte, el espíritu de a bodega se mantiene en el mismo barrio. La Montferry se trasladará a donde ahora se encuentra el Bar La Montañesa, en el Pasaje de Serra y Arola, 13, pudiendo así mantener viva la llama de una de las bodegas más icónicas de la ciudad. Tal y como informa Time Out, la bodega, abierta en 1930 –formaba parte de una serie de franquicias que puso en marcha el vinatero Pere Virgili, de Montferri, en el Alt Camp– es un negocio que ha vivido la República, la Guerra Civil, el Franquismo y la Transición.
Su importancia recae en lo histórico de su edificio (es una de las bodegas protegidas por el Ayuntamiento por su valor patrimonial), pero también en su papel social. La bodega es un punto de encuentro importante del barrio, donde se cruzan vecinos de todas las generaciones. Además, la Montferry mantiene vivo un recetario de cocina tradicional popular catalana cada vez más difícil de encontrar en la ciudad. Sus bocadillos de contundente fantasía, uno distinto cada mañana anunciado en redes, son uno de los mejores secretos foodies de la ciudad.
Por suerte, el cambio de local permitirá mantener esos bocadillos que se anuncian cada mañana como si fuera noticias frescas bien vivos, trasladados a un local quizás menos emblemático, pero que seguirá haciendo lo que hacen los mejores locales de barrio, dar un espacio pequeño de encuentro y una comida grande a todos los vecinos que tengan a bien acercarse.