Las bodegas son una de las grandes instituciones de la ciudad, lugares donde tomar algo es antes un acto social que uno gastronómico, y espacios que, con el tiempo, se han convertido en guardianes de la historia de Barcelona. Para protegerlas, el Ayuntamiento definió hace un tiempo una lista provisional de 31 bodegas barcelonesas que merecían una defensa especial.
En este tiempo, los historiadores del consistorio han ido analizando esta lista, incluyendo ocho establecimientos a los que ahora se suman 11 más, definiendo un total de 19 bodegas que merecen, según sus criterios, entrar a formar parte parte del catálogo de establecimientos emblemáticos de especial interés por el valor que aportan al tejido vecinal, asociativo y social de los barrios» de la ciudad.
Al entrar en este catálogo estos 19 locales está obligados a «conservar los rasgos establecidos en la ficha de cada establecimiento”, y pueden beneficiarse de medidas y ayudas para la protección del negocio. Además, el Ayuntamiento considera que la legislación catalana tiene que incorporar cambios para avanzar en la protección patrimonial de establecimientos, bienes y lugares históricos como estos.
Las nuevas bodegas del catálogo y las más antiguas
Las bodegas que ya se encontraban en el catálogo son la Casa Almirall, La Palma, El Xampanyet, La Licorera C. Ferrereres, Quimet & Quimet, la bodega Josefa, Vinos Vicente Casas i la Pubilla del Taulat.
De las nuevas, la Bodega Vendrell y la Bodega Sopena se incluyen en el catálogo para proteger sus elementos de interés paisajístico. Por su parte, los otros nueve locales se incluyen bajo una nueva categoría, que protege «elementos de interés ambiental y “factores de originalidad vinculados con la historia de los usos y costumbres antropológicas de la vida social de los barrios, o con algún acontecimiento o elemento histórico que pueda dar sentido a su conservación como elemento de memoria.». Son el bar del Toro, el celler Miquel i les bodegues Salvat, Marín, Quimet, Manolo, Massana, Lluís i J. Cala.