¿Recordáis cuando erais pequeños y después de comer la escalivada o garbanzos con espinacas (casi obligados) el día mejoraba por completo cuando vuestra madre sacaba el postre y era crema tostada? Y no, no era de las que se compraban en el Condis o de las que ahora se preparan con polvos (debería estar penado hacerle eso a nuestro querido postre), eran caseras. La satisfacción era aún mayor cuando los fines de semana ibais a casa de la abuela y había hecho algo aún mejor, rellenar una coca con crema catalana. Aquello era el paraíso.
Ahora es bastante complicado encontrar una buena crema tostada cuando salimos a comer fuera, por lo que muchas veces ni siquiera nos arriesgamos a pedirla. Hasta ahora, así que coged lápiz y papel o activar el gps del móvil:
- Granja Dulcinea: es una de las chocolaterías más emblemáticas de Barcelona, por lo que es ideal para abrir este ránking. Lleva preparando su repostería casera desde 1941 y sus clientes, fieles al 100%, son el mejor ejemplo de su éxito. Su crema catalana es espesa y con una capa de azúcar tostada fina, para los que no sean excesivamente golosos.
C/ Petritxol, 2
- Restaurante Julivert Meu: al estar muy cerca de las ramblas, la gente puede pensar que es el típico local pensado para turistas, pero no es así. Es un restaurante pequeño y sencillo, pero sirve auténtica cocina catalana, por lo que merece mucho la pena. Su crema catalana es como las de la yaya, espesa y con una buena capa de azúcar.
C/ Bonsuccés, 7
- Granja Viader: es el lugar de nacimiento del Cacaolat, por lo que es casi obligatorio acompañar su crema catalana, (los clientes dicen que es única y excepcional) con uno, aunque eso suponga no cenar ese día. Es clara y algo más líquida que las otras.
C/ Xucla, 4-6
- La Pastisseria Barcelona: en 2011 ganó el premio a la mejor pastelería del mundo, así que tras probar su repostería y su crema catalana, creemos que la mejor recomendación que os podemos dar es que pidáis cualquier pieza de bollería rellena de crema catalana, en especial su croissant. Placer de dioses.
C/ Aragó, 228
- Taberna La Llesca: en su web dicen que en sus dos tabernas puedes comer “sin conservantes, sin colorantes, sin edulcorantes ni demás aditivos”. Y lo que hemos probado hasta ahora, es tal y como lo describen. Su crema catalana no iba a ser menos. Nos atrevemos a decir que casi como las de nuestras yayas.
C/ Terol, 6
- Els Quatre Gats: merece la pena sólo porque en sus inicios era el punto de encuentro de los mejores poetas y escritores, pintores…de la época. Aunque es algo caro, se come muy bien y siempre hay que dejar sitio para su crema catalana, casera 100%.
C/ Montsió, 3