No se puede cantar victoria (no se sabe si se podrá alguna vez ya), pero al menos algunas de las restricciones de consumo de agua por la sequía se felixibilizarán hoy a raíz de la mejora del estado de los embalses tras las últimas lluvias.
Así lo ha anunciado la Generalitat de Catalunya, que ha explicado en rueda de prensa la retirada de algunas restricciones sobre el uso del agua tras la subida de los niveles de los embalses gracias a las lluvias de marzo. Para hacernos una idea: mientras hace unos pocos días solo de las 18 unidades geográficas estaban en situación de normalidad, actualmente son 8 las que se encuentra en esta fase.
Eso sí, conviene no cantar victoria. El Gobierno recuerda que las cuencas no alcanzan siquiera 50% de su capacidad, y a pesar de las últimas lluvias y de esta relajación de las restricciones, la situación sigue sin ser buena.
¿Qué medidas contra la sequía se han levantado?
Principalmente, el Gobierno ha reduicido los niveles de alerta en diversas zonas, principalmente las abastecidas por el embalse Darnius-Boadella, el embalse de Riudecanyes y en el acuífero Fluvià-Muga.. Los cambios han sido los siguientes:
- Anoia-Gaià, cabecera del Ter, Llobregat Mitjà y Prades-Llaberia: pasan de alerta a normalidad.
- Serralada Transversal y Empordà: bajan de excepcionalidad a alerta.
- Riudecanyes: sale de la emergencia y entra en prealerta.
La gran beneficiada de esta novedad es el Alt Empordà, con varias localidades cuyos agricultorres y ganaderos venían sufriendo con mayor severidad las restricciones por la sequía. Actualmente, solo Sant Feliu de Codines (Moianès) sigue en emergencia, ya que solicitó esta fase ante la escasez de agua en sus pozos.
200 municipios sin restricciones
Con estos cambios Catalunya ha pasado de tener 36 municipios en fase de normalidad a 201 municipios sin restricciones.
Respecto a los otros estados, hay 54 municipios en prealerta (eran 52), 346 en alerta (eran 397) y 28 en estado de excepcionalidad (antes eran 108)
Barcelona, sin cambios en las restricciones
A pesar de estos cambios, Barcelona y su área metropolitana (las zonas más pobladas del país, con 5,3 millones de habitantes sobre los más de 7 de Catalunya), quedan excluidas de loa cambios en los estados de alerta, por lo que la zona, abastecida por los embalses de los ríos Ter y Llobregat, continúa en fase de alerta.
Para salir de ella, los embalses deberían superar el umbral del 60%, y solo en ese caso la Generalitat empezaría a plantearse el levantamiento del estado de emergencia.
Abril, el mes clave para salir de la emergencia
La Generalitat ha afirmado que las lluvias de abril serán claves para determinar la evolución de los estados de alerta en las diferentes zonas hídricas. Para ello, los embalses del Ter y el Llobregat deben alcanzar los 300 hectómetros cúbicos tal y como establece el Plan Especial de Sequía.
La decisión se tomará cuando llegue la campaña de riego, ya que, como explicaba la consellera de Territori, Habitatge i Transició Ecològica, Sílvia Paneque, el Gobierno prefiere no levantar restricciones apresuradamente par tener que volver a imponerlas al cabo de poco.
Una sequía lejos de desaparecer
La consellera Silvia Paneque ha recalcado que es un error dar a entender que las últimas lluvias han «eliminado» la sequía, ya que no es así, y que por ello la Generalitat trabaja en diseñar o implantar nuevos modelos de gestión del agua que dependan menos de la lluvia.
La Generalitat insiste en la necesidad de avanzar hacia un modelo de transición hídrica que reduzca la dependencia de las precipitaciones. Entre las medidas clave se encuentran:
- Apuesta por el agua regenerada, con proyectos en el Besòs y Figueres.
- Expansión de la desalinización, con la licitación de una nueva planta en la desembocadura del Tordera y la instalación de desalinizadoras móviles en la Costa Brava.
- Construcción de nuevos pozos para mejorar el abastecimiento en zonas vulnerables.