Dalí Cibernético llegaba a IDEAL Barcelona hace unas semanas. Lo hizo entre un revuelo de periodistas y prensa local, como ocurre con las exposiciones que se vaticinan como necesarias. O como mínimo que prometen no dejarnos indiferentes. Y todos sabemos que son muy pocas. Sin embargo, desde un inicio las palabras ‘Dalí’, ‘surrealismo’ y ‘arte inmersivo’ hacían match en nuestros cerebros. Intuíamos algo distinto a lo que se había hecho, y así fue. Dalí Cibernético es el primer metaverso colectivo de la historia, pero es muchas otras cosas. Por ejemplo, la primera vez que se expone de forma tan clara el vínculo de Dalí con la ciencia y la tecnología. Hablamos sobre todo ello con Anna Pou, una de las comisarias de esta muestra inmersiva.
¿Cómo era el vínculo de Dalí con la tecnología?
Dalí tuvo un vínculo con la tecnología desde que era muy pequeño. Sentía curiosidad por absolutamente todo, pero por las máquinas en especial. Cuando tenía tan solo 4 años iba a casa de su profesor, y allí descubrió que hay un objeto que le obsesionará durante toda la vida: el estereoscopio. Es un aparato para mirar las fotografías. Su juego óptico y la obsesión que tenía Dalí por las dimensiones es algo que ya le empezaba a fascinar.
En El manifiesto amarillo, de 1928, Dalí dice que la era maquinista es lo más importante de la historia. Y en lugar de oponerse a ella, como hacían algunos artistas, él veía en ella una posibilidad de mejorar el mundo. Desde muy joven fue un visionario.
¿Y con la ciencia?
La ciencia pura es otra de las grandes pasiones de Dalí. En esta exposición [Dalí Cibernético] hay una foto en la que aparece Dalí muy joven junto a sus amigos, entre ellos Federico García Lorca. Debía tener 20 y pocos años, y ya aparecía con la revista Science bajo el brazo. Estuvo adscrito a revistas de ciencia toda su vida. Conoció personalmente a los descubridores del ADN y al inventor del holograma.
También sabemos que Einstein fue a dar una charla en la residencia de estudiantes cuando Dalí estaba allí. Seguramente fue a oírla. Hay centenares de libros en su biblioteca personal que van desde la biología nuclear hasta la física cuántica, la óptica… Su influencia es muy evidente en su obra.
¿De qué formas vemos esa conexión reflejada en la exposición Dalí Cibernético?
En la exposición hay una parte en la que explicamos esa relación de forma cronológica: la teoría de las catástrofes, la geometría, la óptica…. Hay una parte teórica en la que el visitante lee todo eso. Y después hay una parte de vídeos en la que el propio Dalí explica que ya no le interesa la literatura ni la pintura; solo la cibernética.
Asimismo, en la muestra hay dos partes más: la sala inmersiva, en la que a través de 30 minutos se revisa tema por tema en forma de animación: los átomos, el ADN…
También hemos recreado un holograma propio. Finalmente, encontramos la parte de la realidad virtual, en la que nos sumergimos en lo que sería un sueño de Dalí con los elementos que caracterizan su iconografía, que tienen relación con la ciencia. A Dalí le interesa la óptica de la mosca, por ejemplo. No ve una contraposición entre lo racional y lo irracional; entre lo freudiano y lo científico.
Todo apunta a que Dalí ya se anticipó prediciendo que el arte necesitaría de la presencia de la tecnología.
El arte siempre ha sido tecnología: desde los rupestres que usaban el hueso por el que soplaban la pintura, por ejemplo. Esa disociación entre arte y tecnología es algo romántico del siglo XIX que es absolutamente obsoleto.
De hecho, desde que era joven ya afirmaba que el arte le resultaba anacrónico y que sería “sustituido por formas más fecundas, fuera del límite de las bellas artes y absolutamente de acuerdo con nuestra época”. Creo que la exposición constata esto de manera muy clara.
Sí: el pincel mismo es también un objeto técnico. Se puede pintar con pincel o a través de un algoritmo.
Además de afirmarlo, él mismo fue pionero en el uso de herramientas digitales para crear sus obras. Trabajó con los primeros ordenadores y las primeras máquinas de pensar. ¿Podrías hablarnos de esa vertiente desconocida de Dalí?
Dalí estaba todo el día pensando. En esta exposición hablamos de dos máquinas de pensar. Por un lado está la que anticipa el ordenador, que después se convierte en ordenador. En ese sentido, Dalí ve que Ramon Llull inventa una máquina cuya combinatoria es el origen del lenguaje cibernético, de los códigos binarios del ordenador. Eso le fascinó.
Llull la creó para convertir a los infieles, y Dalí creía en Dios pero no tenía fe. Por ello, creía que tal vez con la máquina de Llull conseguiría tenerla.
Por otro lado está la máquina de soñar, que es la máquina que Dalí vaticina en un dibujo. Cree que todo el mundo sería feliz metiéndose en esa máquina durante unos minutos al día. Nosotros creemos que una posible máquina de soñar es esta realidad virtual que hemos creado; entras en un sueño que no es tuyo, sino que es básicamente el sueño de Dalí.
Hoy ese avance que predijo Dalí se traduce a la categoría genérica de las artes digitales de vanguardia. Sin embargo, a él se le conoce por ser uno de los máximos representantes del movimiento surrealista. ¿Crees que esta exposición ayudará a desplazar la mirada del espectador y ver a Dalí bajo ese prisma de la tecnología?
A Dalí lo expulsan del grupo surrealista. No se lleva bien con André Breton por motivos ideológicos porque Dalí se declara apolítico y se niega a entrar en el partido comunista. Y cuando los surrealistas ven que él no se compromete y sigue su camino, no les interesa porque es un grupo muy gregario.
En los años 30 Dalí reniega del surrealismo y dice que su padre ya no es Freud sino Heisenberg, uno de los pioneros de la mecánica cuántica. El Dalí científico desbancó al Dalí surrealista desde muy pronto. Él mismo reniega del surrealismo a partir de los años 30.
Asociamos mucho Dalí a lo irracional. Y es cierto que incluso en la ciencia le interesa el aspecto más irracional: la física cuántica. Le fascina la idea de que el tiempo no es universal y ese subjetivismo científico que aparece a través de la física cuántica.
¿Qué ha supuesto para vosotras, comisarias de la exposición y parte del equipo de la Fundación Gala-Salvador Dalí, trabajar en esta exposición?
Un reto de equipo de más de 3 años desde la presentación de nuestra idea a la Fundación Gala-Salvador Dalí hasta hoy. Ingenieros, artistas,diseñadores… Muchísima gente ha trabajado para lograr Dalí Cibernético. Destaco a Rafael Plana, el compositor que ha sabido captar el espíritu de Dalí, pero también el equipo de Universe con la experiencia 3D que es una verdadera atracción. O Burzon Comenge con la animación inmersiva; una verdadera obra de arte, muy respetuosa con la obra de Dalí, cosa difícil de conseguir … ¡Y omito a muchos pero no hay tiempo!
Además de ser el primer metaverso colectivo de la historia, ¿podríamos decir que Dalí Cibernético es la exposición más innovadora que se ha hecho sobre Dalí hasta el momento?
Uno de los miembros de la Fundación Gala-Salvador Dalí comentó que habíamos inaugurado una nueva forma de ver a Dalí.
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Dalí Cibernético es una coproducción internacional de Layers of Reality y Exhibition Hub. Se ha inaugurado en IDEAL Barcelona y una vez finalice aquí la exposición viajará durante los próximos 4 años por más de 30 ciudades. Entre ellas destacan Londres, Bruselas, Zurich, Budapest, Munich, Torino, Roma, Colonia, París, Bristol, Dublín, Manchester, Amberes, Valencia y Bilbao. También están trabajando en un futuro recorrido por América y Asia-Pacífico.
Anna Pou es profesora de humanidades digitales en la Facultad de Humanidades de la Universitat Internacional de Catalunya (UIC).