No volverás a detestar el sabor del agua barcelonesa.
Si eres de Barcelona o llevas tiempo viviendo aquí, sabrás que el agua del grifo no es precisamente uno de los puntos fuertes de la ciudad. Las comparaciones son odiosas, pero si pensamos en el sabor del agua en otras ciudades y comunidades autónomas nos damos cuenta de que es así.
Puede que en algún momento te hayas encontrado en esa situación de tener que decidir entre esa agua y la embotellada. Los datos nos demuestran que esta última está repleta de microplásticos, y si optas por ella acabas consumiendo unos 150 gramos de microplásticos al año. De hecho, según un estudio realizado por National Geographic, el 90% del agua embotellada contiene microplásticos. Sin embargo, a menudo la costumbre pesa más que el plantearse alternativas. Una de ellas son los filtros que se colocan en los grifos.
Tapp Water nace principalmente con esa misión: la de erradicar el mal sabor del agua causado por el cloro, la cal o los metales pesados. Pero a pesar del mal sabor del agua del grifo, de acuerdo con la UE y la OMS, en Europa occidental el 99% del agua pública de red es potable.
Además, muchas veces el temor a beber agua del grifo es que ésta no haya pasado los suficientes controles de calidad. Pero la realidad es que sí lo está; sin ir más lejos, aquí en Barcelona se hacen más de 1.100 controles de calidad al día.
Un tercer factor que ha aumentado el uso de filtros de agua es la cuestión medioambiental. Todos sabemos que las botellas desechables son plásticos de un solo uso, y que la lucha del planeta va en el sentido opuesto: tratar de potenciar las 3R (Reducir, Reciclar y Reutilizar). Como dato, cada día se desechan 30 millones de botellas de plástico en España, lo cual equivale a 10 estadios de fútbol. Además, solo el 9% del plástico se recicla.
Si has llegado hasta aquí y te preguntas cómo funcionan los filtros Tapp Water, debes saber que son compatibles con el 95% de los grifos redondos con rosca, y que filtran más de 100 sustancias del agua del grifo, como la cal, el cloro, los microplásticos, los metales pesados o los nitratos.