Conocida como elixir de la inmortalidad, como bebida fetiche de las clases altas de la dinastía Han en la China de hace dos milenios o como el bálsamo que consumían los samurais para armarse de energía en las batallas. La kombucha es la nueva bebida de moda.
Sea verdad o no, poco nos importa, lo cierto es que la kombucha ha rebasado fronteras y trascendido épocas.
Construida su historia, quizás, a partir de mitos, lo que importa es que cuando el rio suena, agua lleva. O, mejor, que si hay tanta leyenda a su alrededor es por aquello de que si hay colillas, es seguro que alguien ha fumado.
La prueba más inmediata serían los estudios científicos que respaldan sus propiedades probióticas. Que en cristiano significa que, a diferencia de los antibióticos (que eliminan todas las bacterias, incluso las buenas), la kombucha reestablece la ecología natural de la flora intestinal.
Esta cualidad (sumada a que es buena para las articulaciones, a otra serie de beneficios, así como a su peculiar y adictivo sabor ácido) ha hecho de la kombucha que el epíteto de oro líquido se le quede corto. Tanto es así que en países como Bali, el mejor de las kombuchas puede superar en precio al mejorar de los champanes.
Pero ¿qué narices lleva esta bebida con nombre de baile deportivo de gimnasio? Hongos. Sí, hongos. El kombucha es un té endulzado que se fermenta mediante una colonia de microorganismos gelatinosos.
El hongo se deja fermentar entre diez y veinte días, y cuando empieza a tener acidez y efervescencia, en una segunda fermentación, se le añaden los sabores deseados. El resultado es un refresco de burbuja natural con componentes adictivos.
Sí, las preguntas son muchas: dónde comprar el hongo, cómo sé si está fermentando bien, en qué recipiente lo meto… Para eso (y dado que no somos una revista de recetas de cocina) te ofrecemos la mejor opción: un curso para aprender a preparar kombucha.
En este curso conocerás su historia, leyendas, propiedades beneficiosas y las formas de elaborarla artesanalmente, así como la posibilidad de catar cinco kombuchas diferentes y, por un poco más, llevarte un kit de elaboración.