Todos los viernes hasta el 28 diciembre tienes plan en La Casa de les Punxes.
Quien lo ha vivido, lo sabe y quien no, no sabe lo que se pierde. Si tiramos de cliché resumiremos la experiencia de microteatro como inolvidable.
Ahora bien, si somos algo más precisos, la experiencia se imagina sola: una sala de reducidísimas dimensiones, un espacio compartido con una decena de personas, un proscenio apenas elevado y actores actuando en tu misma cara.
Curiosamente, en las salas de microteatro, ocurre un llamativo suceso inversamente proporcional: a menor gente, a menores dimensiones y a menor duración, la intensidad con la que se vive el espectáculo crece exponencialmente.
Y aunque el contexto es importante, de nada sirve un buen cocinero si la materia prima es purria. Y la materia prima del microteatro que se ofrece en La Casa de les Punxes no es que sea buena. Es que es la mejor.
Por un lado, Born to be, una reflexión de ecos vitales. Una crítica manifiesta a los modos en los que vivimos. Un must en la escena teatral barcelonesa que de ser representada en un teatro de mayores dimensiones estaría en boca de todos los críticos culturales.
Como las cucarachas en verano, por su parte, es un drama costumbrista. Una historia de feminismo, envidias, rencores y complicidades ambientada en el tardofranquismo. Una historia que, si la coge Asghar Farhadi, te la devuelve hecha la película del momento.
Si retomamos y estiramos la metáfora gastronómica, también podríamos -deberíamos- decir que la cocina en la que se elaboran los platos es de lo mejorcito que hay en Barcelona. El lector atento lo habrá intuido: La Casa de les Punxes.
Una casa, ubicada en Diagonal y diseñada por uno de los máximos exponentes del modernismo (Josep Puig i Cadafalch), cuyo interior ha permanecido oculto a los barceloneses. Hasta ahora. Hasta que sus puertas se han abierto para mostrar a los barceloneses un torrente de la historia de su ciudad.
Porque esa es una de las actividades que incluye la asistencia a las obras de microteatro. La narración teatralizada de la historia de La Casa de les Punxes. Siendo, además, un personaje especial quien orquesta esta atípica guía: el arquitecto de la casa. Sí, Josep Puig i Cadafalch -o por lo menos alguien que se le parece mucho- dirige una visita que culmina con una copa de cava.