La noche de Barcelona no es lo que tantos dicen. Al menos en lo gastronómico. A diferencia de otras ciudades, la comida de Barcelona desaparece del mapa a la que cae la noche, y a excepción de alguna pizzería o kebab que alarga un poco, a partir de las once o doce de la noche comer algo en la ciudad que no sea una bolsa de patatas del supermercado es tarea literalmente imposible, ya que no hay un solo restaurante o bar que abra durante toda la noche. O al menos así era hasta ahora.
En Plaça Espanya lleva un año abierto el Simultáneo, el único restaurante de Barcelona abierto 24 horas al día y que nos permite transportarnos, por un momento, a esa ciudad que en algún momento no durmió y donde la noche y el día se fundían.
¿Qué comer a las 4 de la mañana en un restaurante?

En la Barcelona del s.XXI el único restaurante noctámbulo de la ciudad tenía que estar, obviamente, en un hotel. No estamos orgullosos de ello, pero lo cierto es que el Simultaneo del Hotel Catalonia, en Plaça Espanya, está bien.
La comida es (muy) rica, la ubicación es perfecta para morder algo volviendo de algún festival o antes de salir al aeropuerto, por decir algo, y el precio no es más caro que en tantos lugares de Barcelona (hamburguesa top con patatas, 15 euros).
Así que nos toca recomendarlo. Un espacio grande y diáfano que no puede negar el aspecto de hotel acoge en a pie de calle en la entrada del Hotel Catalonia, donde las mesas y las butacas cómodas nos abrazarán como necesitamos que nos abrace un asiento cuando volvemos pedo de un fiesta nocturna.

Pongámosle las 5 de la mañana. A esa hora, podremos pedir la carta nocturna, que tampoco se quita el aspecto de hotel (está dividida en las secciones «Brunch» y «Continental 24h.), esconde algunos platillos interesantes. Uno puede decantarse por los huevos benedict, bagels de salmón, pancakes y otras recetas guiris.
Pero uno también puede encontrar unos huevos cabreados, que son unos huevos rotos con buenos huevos y buien jamón. Una lasaña digna, una ensalada césar grande y satisfactoria y una hamburguesa que, ya nos sorprende decirlo, compite con muchas de Barcelona, con una carne excelente y un precio (15€, con buenas y abundantes patatas incluidas), que permite que por 20 euros podamos tener una cena completita para irnos a casa lo tibios que nos gusta volver.
Mientras comemos, miramos a nuestro alrededor, al aspecto de hotel y a los clientes, muchos guiris pero también muchos de esos personajes raros que se juntan en la noche, y que encuentran en este restaurante de Barcelona el único sitio donde saciar sed y hambre a la vez en la madrugada de la ciudad.