Si tuvieras 7 minutos a solas con el posible amor de tu vida, ¿qué le dirías?
Antes de nada, un inciso. Cabe la posibilidad de que el lector de estas líneas no sepa lo que es un speed dating y seguir leyendo este artículo sin saber lo que sigue sería algo parecido a leer a Mishima en su lengua original.
Un speed dating, este speed dating, se puede definir así: chicos y chicas, todos heterosexuales, mayores de edad y con ganas de encontrar a su media naranja –o no, los objetivos individuales de cada uno son harina de otro costal– se reúnen en un espacio. (Otra condición es ser soltero o tener una relación de fronteras difusas o no ser un poco amoral y exponerte a que tu infidelidad en grado de tentativa sea advertida por un conocido de tu pareja).
Este perfil de personas hablan entre sí durante dos horas. No como una reunión de Alcohólicos Anónimos o como una sucesión de monólogos. No. Hablan en pareja y ordenadamente. Siete minutos, suena una alarma, y las parejas van rotando. Así desde las 20 hasta las 22. Así de sencillo.
En esta edición, además, tendrás delante de ti un cartel con nombre y ficha. ¿Para qué? Bueno, la memoria es traicionera y, como si de una clase universitaria se tratara, conviene tomar apuntes para no confundirse.
Porque luego hay una fiesta. Y no es plato de buen gusto para Joan que te dirijas a él en términos de ingeniero agrónomo y te diga que no. Que es periodista.
A la fiesta, igual que al speed dating en sí, puedes apuntarte en este link. Ambos se celebrarán el 27 de diciembre en el Nou Racó 169 (carrer de Casanova, 163).