A veces la vida en una ciudad como Barcelona te absorbe de tal manera que no somos capaces de disfrutar de los tesoros que nos rodean. A apenas unos kilómetros, a las espaldas del Tibidabo, se encuentra Sant Cugat del Vallès, una ciudad a la que no le has dedicado todo el tiempo que se merece. Por eso hoy te vamos a resumir en solo seis puntos lo que te estás perdiendo al otro lado de la montaña.
Su monasterio
Quizá la postal más emblemática de la localidad sea el Real Monasterio de Sant Cugat, un increíble convento levantado en el siglo IX. El recinto, sin duda uno de los más relevantes de la arquitectura medieval de toda Catalunya, alberga un claustro románico de 144 capiteles únicos considerado como uno de los más importantes de Europa. Un perfecto testimonio vivo, un testigo de la historia levantado en piedra que muestra como pocos la transición estilística del románico al gótico.
Su parque natural
Más de 8.000 hectáreas de naturaleza constituyen el Parc Natural de Collserola, un impresionante pulmón verde que separa Barcelona de Sant Cugat. Un parque natural que ofrece mucho más que la desconexión de recorrerlo en bici o a pie. En el Parc Natural de Collserola encontrarás tesoros escondidos, más allá de su increíble naturaleza, como la Torre Negra, una
construcción militar del siglo XII; la ermita de Sant Medir, un edificio románico de siglos de antiguedad; o el Pi d’en Xandri, un pino de de 23 metros de altura que ya ha visto pasar alrededor de 200 primaveras.
Su Mercantic
Llamar a esto «mercado de antigüedades» sería quedarse corto. El Mercantic es un recinto de más de 15.000 metros cuadrados donde cualquiera, amante o no de los objetos antiguos, debe pasar a deleitarse. Muebles, objetos antiguos y cientos de curiosidades pueblas este mercado que cada primer domingo de cada mes se amplía con el Vintage Fest, donde abundan los discos, libros, ropa, películas y una infinidad de objetos de segunda mano. Un planazo que se completa con una oferta gastronómica increíble y el joyón de la corona, la librería El Siglo, con un fondo de más de 150.000 libros, revistas y documentos donde también celebran ciclos de poesía y cine o conciertos, entre otras actividades.
Su gastronomía
Siendo honestos, en Catalunya se come bien en cualquier sitio, y por ello Sant Cugat no iba a ser excepción. La oferta gastronómica de la tierra se da la mano con la innovación y la cocina internacional. Quizá uno de los enclaves gastronómicos más destacables de la ciudad sea el Mercat Vell, un mercado histórico que, ahora remodelado, cuenta con decenas de paradas donde degustar lo mejor de la tierra.
Sus paseos
Recorrer la ruta modernista y novecentista supone un verdadero viaje al pasado. Sant Cugat cuenta con las que fueron las impresionantes segundas residencias de la burguesía de Barcelona de finales del siglo XIX, unos años que no parecen tan alejados en el tiempo cuando casi pueden revivirse al pasear junto a ellos. Parte de este patrimonio histórico lo completan otros edificios como la Casa Museo-Cal Gerrer que otrora fuera una antigua fábrica de alfarería, o la Bodega Modernista.
Sus fiestas
El folclore local de Sant Cugat es extenso, pero quizá las fechas más señaladas sean el baile de Paga-li Joan (29 de junio) o Sant Medir (3 de marzo), cuando toneladas de caramelos llueven desde carrozas y balcones por Sant Medir, una fiesta que culmina con la llegada de todo el pueblo a la Ermita de Sant Medir, oculta en el corazón del Parc Natural de Collserola.