
Finalmente llegó. La ampliación del aeropuerto del Prat, uno de los grandes temas de la agenda del PSC en esta legislatura, será, finalmente, una realiadad.
Así lo ha anunciado el President de la Generalitat, Salvador Illa, que ha comparecido para anunciar el acuerdo, un proyecto que supondrá una inversión de más de 3.200 millones de euros por parte de Aena.
Una obra gigante
Illa ha comparecido tras seis meses de trabajo en una comisión técnica conjunta que tenía que dictaminar el alcance de esta obra. El acuerdo contempla, por un lado, una renovación casi total de la infraestructura aeroportuaria.
Por otro lado, el acuerdo incluye uno de los aspectos más polémicos, alargamiento de la pista más cercana al mar, que afectará a espacios naturales protegidos. Esta ampliación permitirá una pista que alcanzará los 3.160 metros, suficiente para gestionar los 90 vuelos por hora que Aena considera necesarios.
Además del alargamiento de la pista, el acuerdo incluye la renovación de las terminales T1 y T2, la construcción de una nueva terminal satélite, mejoras en los accesos y nuevos aparcamientos.
El cronograma de la comisión sitúa la incorporación del proyecto al documento estratégico de Aena entre 2027 y 2028, con una previsión de finalización de las obras para 2033, «si todo va bien».
¿Cómo afectará la ampliación del aeropuerto al Parc Natural del Delta del Llobregat?
Uno de los puntos más delicados del acuerdo reside en la afectación a la Red Natura 2000, un espacio natural protegido a nivel europeo que se verá afectado por la ampliación de la pista de aterrizaje más cercana al mar.
La solución propuesta pasa por compensaciones ambientales en otros terrenos de la zona. En concreto, el plan técnico prevé la renaturalización de 250 hectáreas, que se integrarán en el parque del Llobregat. Además, se creará un fondo ambiental conjunto con Aena para sufragar los gastos de esta renaturalización.
Los 3.160 metros de pista nuevos reducen en 140 metros las afectaciones sobre la propuesta inicial. El alargamiento se ejecutará ampliando 300 metros por cada lado, con una parte asfaltada y otra como zona de seguridad. Para minimizar la invasión de las lagunas, se modificará parcialmente el área del pantano de la Ricarda, perdiendo uno de sus brazos sur, pero manteniendo su volumetría mediante compensaciones.
El Govern defiende que esta solución cumple «con las más altas exigencias medioambientales». Illa incluso auguró que la propuesta consensuada para El Prat «será una referencia internacional sobre cómo integrar una infraestructura dentro del máximo respeto ambiental».