Los días de cuarentena dejaron para la posteridad imágenes insólitas de una Barcelona desierta, pero la estampa que vino después con el fin del confinamiento no era menos llamativa: calles con gente pero no abarrotadas, ausencia casi total de turistas y niños jugando en las plazas.
Pero lo llamativo y casi anecdótico de esto ha supuesto un drama para muchos comerciantes, para muchas casas, en suma. En torno a la mitad de los comercios del centro de la ciudad se han visto obligados a cerrar. Cada uno con su casuística propia, pero todos a consecuencia de la pandemia. Fue tras el primer confinamiento cuando surgió la iniciativa Barcelona Oberta, una unión de comerciantes y asociaciones de comerciantes de la ciudad preocupados por la deriva de la situación. ¿Su objetivo? Dinamizar una ciudad –con o sin turistas– que no es la misma sin su oferta gastronómica, comercial, cultural y de ocio local.
Bajo la máxima «És la teva Barcelona, descobreix-la!», Barcelona Oberta se propone reactivar una parte del centro de la ciudad que la pandemia parece haber congelado. Por eso hemos querido hablar con Nuria Paricio, directora general de Barcelona Oberta, para que nos cuente en qué consiste el proyecto y por qué no es necesario, sino vital.
Además, como parte de su estrategia de dinaminazión han organizado una serie de rutas por el centro de la mano de Cultruta y Icono Serveis que se proponen ayudar a descubrir –o a redescubrir– una Barcelona que, incluso para quienes vivimos en ella, a veces se nos antoja extraña.
¿Hasta qué punto ha demostrado la crisis lo que ya sabíamos: que Barcelona estaba demasiado pensada como producto para turistas?
Barcelona no está pensada como un producto turístico. Es el resultado de la potencia de Barcelona que se descubrió gracias a las olimpiadas del 92, el mundo descubrió nuestra ciudad y se convirtió en el gran objeto de deseo de todos los viajeros.
El centro de la ciudad fue y ha sido el gran escaparate de la ciudad. Nunca hemos renunciado a los visitantes locales, ni barceloneses ni del país. Y si es cierto que muchos negocios se han reconvertido en producto para turistas, la realidad es que el centro está lleno de restaurantes magníficos, comercios centenarios y singulares, y lugares maravillosos de los que podemos disfrutar todos, residentes y visitantes.
Las cifras ayudan a veces a concretar la magnitud de un problema que ya intuíamos. ¿Cuál es la cifra más alarmante que ha dejado esta crisis?
La cifra más importante que podemos poner en relieve es el cierre de más del 50% de los comercios y negocios en general debido a la pandemia. Pero no solo es por la falta de visitantes, hay muchos motivos. Evidentemente la falta de turistas es una y muy importante, pero hay más, como la falta de ayudas reales, los impedimentos que han provocado la nueva movilidad (urbanismo táctico) que impide llegar al centro con facilidad, para aparcar y pasear. Los barceloneses le han dado la espalda al centro y la pandemia hace que la gente se quede en su barrio y reduzca los desplazamientos por la ciudad. A día de hoy el centro tiene pocos vecinos y eso sí es un gran problema.
¿Cuándo y cómo surge esta iniciativa? ¿Cómo busca corregir Barcelona Oberta esta problemática?
Esta iniciativa surge al final del primer confinamiento motivada por la idea de que los propios residentes puedan aprovechar las calles vacías para redescubrir el centro y aquellos lugares que hace años vienen estando muy transitados por turistas y que daba pereza visitar. Gracias a la colaboración con dos empresas líderes en rutas, Cultruta y Icono Serveis, hemos diseñado un programa con unas 30 rutas para recorrer los principales ejes de Barcelona y reconectar con nuestra historia, cultura, arquitectura, diseño y comercio.
Con esta iniciativa nos gustaría ofrecer una alternativa de actividad que se puede hacer incluso en estas fechas de semi-confinamiento, para que la gente salga a la calle y recobre el ánimo en estas fechas navideñas.
¿Qué tipo de rutas ofrecerá Barcelona Oberta? ¿Cómo se organizan y en qué consisten?
Se trata de una selección de unas treinta rutas de Barcelona para todos los gustos: históricas, gastronómicas, literarias, artísticas, arquitectónicas, comerciales y marítimas, acompañados por personas que transmiten, además de conocimiento, pasión por la ciudad de Barcelona. Se pueden encontrar en la página web de Barcelona Oberta, y se puede acceder a la ruta seleccionada y formalizar la reserva directamente con Cultruta o Icono Serveis.
Ilústranos con algún ejemplo: tus rutas favoritas, las más excéntricas, las zonas más desconocidas.
Soy una gran apasionada de Barcelona, con lo que no puedo ser objetiva: todas las rutas me parecen interesantes y con todas ellas se puede aprender mucho, desde el redescubrimiento de diseñadores del Born, restaurantes inéditos y con estrellas Michelin, rincones de Barcelona extraídos de novelas, momentos clave de la historia de la ciudad en el Raval y Paralelo. Conocer más a fondo la ciudad de Barcelona brinda otra visión de los edificios, calles e incluso sus gentes.
¿Qué proyección de futuro tiene la iniciativa Barcelona Oberta?
Hemos presentado un plan de choque para el centro que incluye una visión a corto y otra a medio y largo plazo. A corto plazo, el plan de choque queremos que tenga en cuenta tres líneas. La primera, orientada a reforzar la seguridad, la limpieza, la iluminación, la señalización de la ciudad; una segunda, que incluye un plan de comunicación potente con acciones para acercar a la gente al centro. Y una tercera, que pide revisar los temas de movilidad.
A medio y largo plazo, hemos pedido visión estratégica de Barcelona con dos ejes: re-economizar el centro, con planteamientos como la reconversión de edificios vacíos en espacios útiles para la necesidad de residentes (espacios de trabajo, networking, nuevas tecnologías, viviendas para jóvenes, etc.) y por otro lado, aprovechar este momento para llevar a cabo iniciativas para repoblar el centro, que traigan vecinos a los barrios que hasta ahora solo eran turísticos. El objetivo de estas acciones es tener una población permanente en el centro para que la economía de la ciudad no dependa de la estacionalidad del turismo.
Finalmente, y cuando la pandemia lo permita, nos gustaría poder contar con corredores turísticos seguros para que podamos volver todos a viajar con las máximas garantías sanitarias.