Los creadores dicen que si criticas este modelo de vivienda en público o por redes sociales, te expulsan.
Ni vehículos voladores ni coches que funcionan con agua destilada, el siglo XXI era esto: ser la ciudad más cara del mundo -en relación con el porcentaje de sueldo que va destinado a vivienda-; zonas céntricas con un 33% de pisos de ocupación turística; y pisos colmena de 2,6 metros cuadrados por un precio que oscila entre los 200 y los 275€ al mes.
El plan -ojo, que todavía no está claro que el Ayuntamiento vaya a permitir el aterrizaje definitivo de este tipo de viviendas- es alquilar dormitorios individuales de 2,6 metros cuadrados. 2,6 metros cuadrados. Y lo repetimos las veces que haga falta. 2,6 metros cuadrados por una cuantía que va desde los 200€ mensuales hasta los 275€.
El zulo (que por definición es más apropiado que colmena, habitáculo o casa) tiene todo tipo de comodidades fuera de esos 2,6 metros cuadrados: zonas de descanso, microondas y baños. No vaya a ser que uno tenga que dormir con pañales y alimentarse a base de bocadillos y macarrones del Nostrum.
La iniciativa parece más propia de un capítulo de Black Mirror o de un anexo a 1984 que de la realidad. Atención a esto: “No se podrá criticar el funcionamiento de las colmenas en público o perfiles sociales, se considerará como acción negativa contra la colmena y el residente será expulsado”. Lo dijeron ayer los fundadores en declaraciones a Idealista. Además, si todos los habitantes de la colmena se ponen de acuerdo para expulsar a alguien, lo podrán hacer.
La empresa que ha puesto en marcha la iniciativa, Haibu 4.0, ha anunciado 38 lugares para dormir (de verdad, imposible llamarlo casa o piso o vivienda). 38 lugares que no cumplen con los mínimos de habitabilidad que prevé la ley catalana.
El Ayuntamiento, por suerte y con coherencia, se muestra tajante: “El criterio del Ayuntamiento es clarísimo: nos remitimos a la legalidad, a lo que dice la Ley de Vivienda de Catalunya del año 2007 y a la normativa de habitabilidad, que marca unos mínimos de vivienda que son cuarenta metros cuadrados y unos mínimos de habitación por persona”.
Además, los márgenes en los que se está moviendo Haibu -que significa colmena en japonés- son los de la ficción: nadie se ha puesto en contacto con el Ayuntamiento, según asegura la teniente de alcalde Janet Sanz.
Aun así, asusta bastante el optimismo que reflejan las declaraciones que los responsables de Haibu 4.0 hicieron a Idealista.
Habrá que esperar y ver cómo se desarrollan los acontecimientos.