Los trazados urbanos de una ciudad no solo se definen por los ejes que nos permiten circular; también por todo aquello que pudo ser y no fue. El urbanismo condiciona las grandes urbes y también la forma en la que las habitamos. El territorio guarda memoria y de vez en cuando nos recuerda que el paisaje actual no es fruto de la casualidad, sino de una serie de decisiones.
Más allá de las carreteras que a día de hoy entran y salen de la ciudad, Barcelona tuvo en su día varios circuitos de Fórmula 1 que tejían un entramado distinto de la gran urbe catalana. Hablamos de los Circuitos de Pedralbes y Montjuïc.
Circuito de Pedralbes: el principio de todo
Corría la década de los 40 cuando el aburguesado barrio de Pedralbes empezaba a presumir de su nuevo aliciente: un circuito urbano de carreras. Fue allá por el 1946 cuando se inauguraba este primer circuito español en acoger carreras de F1. Unos años más tarde, en 1950, acogió el Gran Premio de Penya Rhin; y en 1951 y 1954 acogió el Gran Premio de España.
Contaba con una longitud de más de 6 km y estaba delimitado por las calles Avenida del Generalísimo Franco (actual Avenida Diagonal), Numancia, Paseo Manuel Girona, Avenida de la Victoria (actual Avenida de Pedralbes) y Carrera de Cornellà a Forgas de Tordera (actual Avenida de Esplugues).
Seguro que tuvo sus defensores y detractores, pero el azar quiso terminar con él antes de que nadie tomara partido en la decisión de mantenerlo o suspenderlo. Fue a raíz del desastre de Le Mans. El choque múltiple que se provocó en el circuito de la Sarthe durante la celebración de las 24 Horas de Le Mans hizo que todo lo que vino a continuación se viera afectado. Murieron el piloto Pierre Levegh y 83 espectadores, una tragedia que está considerada la más grave de la historia del automovilismo.
Como consecuencia de ello, se endurecieron mucho las medidas de seguridad en todas las competiciones y se decidió cerrar el Circuito de Pedralbes para siempre.
Si ahora imaginamos cómo sería la zona de Pedralbes con ese circuito urbano en su entramado, sin duda la imagen de la ciudad cambiaría muchísimo. La Avenida Diagonal se vería fracturada, las anchas calles de Numancia y Paseo Manuel Girona no serían tan agradables, y seguramente no se habría convertido en una de las zonas preferidas de los barceloneses para practicar running y otros deportes.
Circuito de Montjuïc: lo que prometía ser y no fue
Años más tarde de aquel primer circuito en la ciudad, a finales de los 60 y principios de 70, Montjuïc se vestía de gala para albergar el Circuito de Montjuïc, uno de los más destacados del calendario del Mundial de Fórmula 1. Carmelo Ezpeleta, director del consorcio del Circuit de Catalunya, lo recuerda “precioso y peligroso”.
Muchos lo recuerdan como un mágico trazado de 3.79 km que daría la bienvenida a las Olimpiadas del 92. Además de la trama, ese circuito tenía un aliciente especial: las espectaculares vistas 360º de toda la ciudad. Y es que Montjuïc no deja de ser uno de los puntos más emblemáticos de Barcelona. Desde allí se divisan el mar, las montañas, el centro neurálgico de la ciudad… Era un auténtico privilegio poder correr allí, y también lo era asistir como espectador.
Entre otras pruebas, albergó el Gran Premio de España de Fórmula 1 en 1969, 1971, 1973 y 1975. En ese último año, vimos por primera (y última) vez a una mujer puntuar en la Fórmula 1. Quedó sexta. El carácter extraordinario de ese acontecimiento hace que aún tenga un hueco en la memoria colectiva.
Ese mismo año, el piloto brasileño Emerson Fittipaldi, líder de la temporada en ese momento, se negaba a correr la carrera porque la consideraba demasiado peligrosa por culpa del mal anclaje de los raíles.
Como si se tratase de un pequeño vaticinio por parte de Fittipaldi, y de modo similar a lo que ocurrió en el Circuito de Pedralbes, el de Montjuïc también tuvo que llegar a su punto final. Esta vez, por un incidente causado en el mismo circuito. Fue en 1975, durante un Gran Premio de España, cuando el alerón del coche de Rolf Stommelen se desprendió. Murieron cinco personas y eso supuso el cierre definitivo de este Circuito que prometía ser uno de los más importantes del estado.