Seguro que la has visto alguna vez, pero no has reparado en ella. O no te han contado su historia. O, simplemente, nadie te ha sabido explicar por qué desde el mar de Barcelona se ve una estatua que parece más grande que los edificios que la rodean. Es la estatua de la basílica de La Mercè, la estatua de la patrona de la ciudad que más ha sufrido los vaivenes de la historia, incluyendo la desaparición por un bombardeo, una reconstrucción polémica y hasta una reforma pagada por una marca de champán de lujo.
La estatua, escondida en el barrio Gótico, puede parecer una más, pero su tamaño desproporcionado (ahora que lo sabes lo notarás) y su historia explican casi paso por paso la historia reciente de la ciudad. Te la contamos aprovechando la llegada de la festa major.
La estatua fundida para hacer cañones
La basílica de la Mercè, en la plaça de la Mercè (y que articula la barriada de La Mercè, al sur del barrio Gótico), fue construida entre 1765 y 1775, reemplazando un templo gótico anterior, para alojar a una orden, la de La Merced, nacida en 1218 para la redención de cautivos cristianos.
Pero lo que nos interesa, la estatua que corona la cúpula del edificio (y que se puede ver desde varios puntos de la ciudad) es posterior. Se construyó en 1888 y era más pequeña que la actual. Duró apenas 40 años, hasta la Guerra Civil, cuando fue destruida para para reutilizar su metal en la fabricación de armamento.
Tras haber perdido su estatua para convertirla en balas y cañones, la iglesia tardaría todavía 20 años más en volver a coronar su edificio.
Una estatua desproporcionada reformada por un champán de lujo
En 1959 la estatua se repuso, pero no sin polémica. En plena dictadura, se decidió que el bronce para la nueva estatua saliera de la fundición de varias estatuas históricas que habían sido retiradas del Salón de San Juan, incluyendo figuras como Guifré el Pilós y Ramon Berenguer el Viejo, personajes importantes de la historia de Catalunya, sustituyendo así esta historia por el culto religioso, en una metáfora de la dictadura. Las estatuas de esta serie que quedaron en pie todavía están al aire libre, delante del Arc de Triomf.
Por motivos desconocidos, la nueva estatua es absolutamente desproporcionada, con 7 metros de alto (parecidas medidas que las de la cúpula que la sostiene), lo cual provoca, eso sí, un efecto interesante: las vistas desde la cale Carabassa o, mejor desde el passeig Colon, frente al mar, permiten ver una Mercè gigante y poderosa que «levita» sobre todos los edificios colindantes del barrio Gótico.
En 1990, se llevó a cabo una restauración significativa financiada por Moët & Chandon como parte de una campaña para embellecer Barcelona, «Barcelona posat’ guapa». Durante esta restauración, un equipo de escaladores profesionales realizó una limpieza exhaustiva y se consolidó su soporte en 1997 debido a señales de deterioro.
Actualmente, la iglesia y su estatua están algo olvidadas en las profundidades del Gòtic, pero seguro que ahora que sabes esta historia la mirarás con otros ojos la próxima vez que la veas sobresalir por los techos de la ciudad.