La tranquilidad, que es lo que más se valora, es un grado. O, vaya, por lo menos es un grado para apreciar la calidad de un sitio. Aunque también es cierto que en el caso del pantano de Vallvidrera es solo un factor, quizás el más importante. Otro factor es que se puede llegar con transporte público incluso con más facilidad que con vehículo privado –de hecho, se aconseja llegar en transporte público.
El pantano (o embalse) de Vallvidrera tiene su razón de ser en Sarrià. Y la frase anterior tiene sentido por la sencilla razón de que en sus días –sus días son los de 1864– el pantano sirvió para suministrar agua al entonces municipio de Sarrià. Por cierto, un poco de spam: en este otro artículo te hablábamos del tema.
Su historia no es especialmente sobrecogedora y no aporta nada en la visita dominguera, pero presumir siempre está bien. Así que ahí va: a mediados del siglo pasado, el pantano dejó de suministrar agua a Sarrià y la vegetación ocupó la zona indiscriminadamente. El embalse empezó a llenarse de sedimentos y perdió capacidad. En torno a 2006, la zona se adecentó y pasó a ser uno de los parajes secretos más visitables de Collserola.
Aunque, bueno, lo de secreto se puede poner en tela de juicio. El pantano de Vallvidrera reúne cada vez a más domingueros que van con sus hijos a mostrarles la flora y la fauna a dos pasos del asfalto: tortugas, patos, ranas, serpientes de agua e incluso jabalíes si tienes suerte (o no) son algunos de los animales que se pueden ver.