Pocos barceloneses debe haber que no tengan al menos un recuerdo asociado a los bocadillos de Can Conesa, la bocadillería, nos atrevemos a afirmar, más mítica de toda Barcelona. Su local esquinero de Plaça Sant Jaume ha servido sus bocadillos planchados a generaciones de personas en sus paseos por el centro, ya fuera para ir de compras ya fuera para visitar el pesebre de la plaza.
Ahora su dueño Josep, hijo del creador de Can Conesa, el primer frankfurt de Barcelona, se jubila y pone fin a décadas de trabajo al frente de los bocadillos más míticos de la ciudad. Esa es la mala noticia. La buena es que el local ya tiene el traspaso cerrado y todo seguirá igual.
Quién se quedará con Can Conesa
Todo queda en casa, y de Can Conesa se harán cargo dos de sus encargados Joan i Cristian, que empezaron a hablar del traspaso con Josep a partir de una premisa que unía a los dos: «mantener todo tal cual está».
Y así será, Joan y Cristian (que llevan 34 y 18 años trabajando en la empresa, respectivamente), asumirán la plancha de Can Conesa desde el próximo lunes con todo, desde el nombre del local hasta el equipo de trabajo, pasando por la carta o los proveedores, exactamente igual.
De hecho, la intención era no darle bombo al cambio ya que apenas se va a notar (Josep lleva ya un tiempo gestionando el local con vistas a la jubilación), pero cuando se trata de un local así de mítico, es difícil que un traspaso no se convierta en noticia.
Así, Can Conesa seguirá igual que desde 1951: sirviendo el frankfurt original, el bocata más vendido, pero también todas sus otras decenas de opciones, y llenando las manos de barceloneses de bocadillos que calientan el alma y escriben la historia de la ciudad.