Nos encaminamos al apocalipsis. Ojalá fuera un premisa de una peli de ciencia ficción, pero es un estudio por parte de la Generalitat el que avisa: en 2050 una media de 2.500 personas al año podrían morir por olas de calor en comparación con las 300 actuales.
Así sentencia el Tercer Informe Sobre Cambio Climático en Catalunya (TICCC) a lo largo de 24 capítulos elaborados por 141 expertos y 44 revisores y presentado este lunes por Raül Romeva ( conseller de Asuntos Exteriores, Relaciones Institucionales y Transparencia) y Josep Rull (conseller de Territorio y Sostenibilidad).
Los estudios son contundentes. Aunque Trump no lo quiera admitir, el cambio climático está ahí. Las temperaturas han subido 0,23 º C por década desde 1950, 0,33 ºC en verano. Si la progresión continúa, se prevé un aumento de 0,8º C durante esta década y hasta 1,4º C en 2050. ¿Qué significa esto? Pues que cada vez estamos más cerca de vivir en el Sahara, y que las mínimas podrían moverse entre los 20º C y los 25º C en las noches tropicales. Todo ello con aún más fuerza en el Pirineu.
¿Y las lluvias? Un 1,2% por década de media menos desde 1950, con bajadas en el Pirineu de 2,4% y en el Pre-Pirineu de 3,9%. ¿El futuro? Un 10% menos de la media y más frecuencia de lluvias torrenciales.
¿Cuáles son las consecuencias de todo esto? Pues para empezar, se verían perjudicados los sectores agrarios o el turismo, además del abastecimiento de agua. Aumentarán también los efectos de la alergia o la transmisión de enfermedades portadas por mosquitos como la malaria o el dengue.
¿Sorprendid@? Pues no deberías, no hay que irse muy lejos para darse cuenta de que el planeta nos lleva ya tiempo avisando.
Fotografía de portada: Hugo Fernández (20 minutos)