
En el proceso de escritura de la historia de Barcelona –y la de la humanidad–, hay un olvido deliberado de la mitad de la población.
Al mismo tiempo subsiste una necesidad de multiplicar por x los esfuerzos para trascender su tiempo: Virginia Woolf, las hermanas Bronte, Emilia Pardo Bazán. El vínculo en común entre ellas no es la profesión, que también, sino la necesidad de un cuarto propio, la lucha activa por unos derechos, el legado que todas han dejado y muchas otras cosas inclasificables. Igual que también son inclasificables las cinco mujeres olvidadas de la historia de Barcelona.
1. Santa Eulàlia: Barcelona 290-303
Huelga decir que Santa Eulàlia no es una olvidada al uso: a fin de cuentas es patrona de la ciudad. Pero su historia no es igual de conocida que su nombre. Eulália fue una niña educada en el cristianismo en una época en la que esa religión era reprimida y castigada en Barcelona. Vivía tanto la religión que con trece años se escapó de casa para buscar al gobernador de su ciudad para pedirle que finalizara la persecución a la que estaba sometida ella y los suyos. Este no se contentó con negarse en rotundo, sino que la condenó a trece martirios, tantos como años tenía. Después de ser encerrada en un corral repleto de pulgas, encerrarla desnuda en un tonel lleno de objetos punzantes o quemarle los pechos, la crucificaron. Hacerla santa es lo mínimo que la Iglesia podía hacer.
2. Estefanía Carrós i de Mur: Barcelona, 1455-1511
Fue una figura relevante de la nobleza de la época. Dedicó sus esfuerzos en ayudar a los más necesitados y transmitió a las doncellas nobles y burguesas que ellas eran libres de elegir su propio destino. Estefanía Carrós sabía bien de lo que hablaba, pues tras diversos matrimonios de conveniencia fallidos, decidió abrazar el celibato pero sin entrar en un convento, lo cual fue todo un escándalo en la época. Se involucró tanto en el bienestar de sus pupilas que al fallecer, dejó en su testamento el claro deseo de que una de ellas pudiera casarse en libertad, sin obstáculos.
3. María Josefa de Massanés: Tarragona 1811-Barcelona 1887
Poetisa y escritora del Romanticismo, es una de las voces femeninas más destacadas de la literatura española del siglo XIX. Perdió a su madre a los cinco años y quedó bajo la tutela de sus abuelos, que le dieron la educación de la época. Aunque ayudaba a su abuela como bordadora, enseguida mostró una fuerte inclinación hacia las bellas artes y la literatura. Sus poemas no tardaron en publicarse en los medios de comunicación de la época y su talento la llevó a ser premiada con el galardón poético Juegos Florales. Fue la primera poeta reconocida de la época.
4. Eulália Ferrer Ribot: Barcelona, 1776-1850
Cuando se habla de la historia de Diari Barcelona se dice que su fundador fue Antoni Brusi, algo que no es del todo cierto: lo hizo junto con su esposa Eulàlia. Al morir el marido, lo normal y normativo habría sido que se hubiera casado con otro hombre del gremio para que este asumiera el mando. No fue así. Ella tomó las riendas de la imprenta, luchando a capa y espada contra todas las imposiciones de la época que se topó por ser mujer, por la situación política y por la profesión. Cuando la edad empezó a dificultar que desarrollara su trabajo, cedió el mando a su hijo Antoni Brusi, que convirtió al periódico en una referencia periodística del conservadurismo catalán.
5. Reina Elionor de Sicilia: Catania 1325-Lérida, 1375
A los 24 años renunció a su derecho al trono siciliano para fugarse con Pedro IV el Ceremonioso, de quien estaba locamente enamorada. A pesar de huir de su país, siempre se la tuvo en cuenta para que, en el caso de que su hermanos no tuvieran descendencia, fuera el nexo de unión de los reinos de Sicilia y Aragón. Dicen que tuvo un carácter fuerte que condicionó la toma de decisiones políticas de su marido. Residió en el Palacio Menor de Barcelona, que se construyó para su residencia.