Reseñamos Aquí solo regalan perejil (Alfaguara, 2019), la primera novela de Luis Luna Maldonado.
Está feo empezar a hablar de un libro ajeno contando una anécdota propia. Pero como en crítica cultural no hay nada escrito, ahí va: cuando tenía 17 años y fui a Marruecos, no entendí nada. Primero, un grito incomprensible y decenas de personas corriendo hacia donde se había producido el grito –era porque la selección marroquí había metido un gol, supe más tarde–. Luego, un fulano que hace como que se tropieza e intenta robarle la cartera a un amigo. Mirar a la derecha y ver a un tipo apretándose una ralla de farlopa en el interior de un local. Todo esto pasó en un minuto y medio.
Traigo esto a colación porque Abilio, el protagonista de Aquí solo regalan perejil (Alfaguara, 2019), llega a Barcelona en unas condiciones de estupor relativamente parecidas. Imagínate: 11 de septiembre de 2001. Plena diada y pleno caos. Abilio llega Barcelona sin más compañía que una maleta mientras, como diría aquel, Occidente se tambalea.
Abilio, valga la presentación, es un tipo bastante odioso. Es un joven contrabandista colombiano que no se cuestiona la moralidad de sus actos y que no concibe la posibilidad de aprender de las experiencias; un tipo cuyas relaciones se fraguan en el clima del interés y del cinismo y casi casi de la sociopatía. Abilio, mientras vive en Colombia, solo tiene un objetivo: vivir en Europa. Y mientras vive en Europa, solo tiene un objetivo: sobrevivir. No es desacertado, a tenor de lo dicho y de lo leído, compararlo con el Onofre Bouvila de Eduardo Mendoza.
Aunque hay un par de diferencias: la suerte y el sentido de responsabilidad. Creo conocer a Abilio porque su personalidad se filtra bien a lo largo del libro, escrito como un dialogo de una sola parte –o sea, como un monólogo interior–. Abilio, visiblemente borracho, habla con un camarero chino. En algunos casos desde la lucidez y siempre con un discurso deliberadamente desordenado, el protagonista reflexiona. Reflexiona y, por ejemplo, resume la esencia de la inmigración.
“Eso, aquí somos de otro planeta, somos vistos como ven a nuestros países, con sus certezas inducida y con sus mentiras intuidas. Aquí nos aceptan porque no tienen opción, son europeos por fin y pagan su cuota por ello, como pagamos peaje nosotros por estar. Aquí no regalan nada, ni mas faltaba. Somos como una especie de Ulises en reposo, que estamos acá porque salimos de nuestros allás. Estamos como quien dice de paso. No terminamos de estar del todo porque nunca nos hemos venido del todo. Porque siempre la idea del regreso se cuela en sueños despiertos y en sueños durmiendo”.
Otra cosa digna de destacar es que yo me he reído en voz alta con esta novela. Hay pasajes brillantes y llenos de ingenio y frases como “Colombia está poblado por niñas y jóvenes con nombres sin tocayo posible”. O en algún momento se refiere a Colón como “contrabandista con aquiescencia real”. Destaco lo del sentido del humor porque así lo hizo saber Juan José Millás. El célebre novelista español fue jurado del Premio Ñ Bapro (Clarín de Novela 2017) y uno de los culpables de que Luis Luna Maldonado ganara dicho premio.
Luis Luna Maldonado ve Barcelona con buen ojo –que no con buenos ojos–. Quiero decir, no es Javier Sinay en Camino al Este (Tusquets, 2019) diciendo que “El amor en Barcelona es sexo”. No. Luna Maldonado es mucho más certero y dice cosas como: “¡Ah!, las calles del barrio viejo, tan propicias para el beso si se ama, tan servidas para el mal si se quiere”. O: “Ordenó que nos encontráramos en la escultura de los cubos, que no se llama así, pero las cosas se llaman como las llama la gente”.
Y ya por ir cerrando esto, merece la pena señalar que Aquí solo regalan perejil es el debut de larga distancia de Luis Luna Maldonado, que es artista visual, trabaja como creativo publicitario, y ha publicado algún que otro relato.