La polémica ha comenzado en la calle Taxdirt de Barcelona, donde se han colocado varios bancos y un bolardo a un lado y a otro de la calzada que obligan a los coches a conducir pendientes de evitarlos y, por supuesto, a reducir la velocidad. Se está hablando de «gymcana con bancos» o de «slalom de coches», para quien no lo sepa, un deporte dentro del automovilismo en el que los conductores compiten por turnos sobre un trazado temporal demarcado con conos de tráfico.
El símil, por tanto, es o debería ser bastante válido, todavía a excepción del aspecto que alude a la competición. Y mira que se ha dicho veces que conducir no es un concurso por ver quién llega el primero, que es peligroso, que nos calmemos. Pero en esas habrá que seguir, aunque la discusión sobre si esta medida del Ayuntamiento es la más correcta o no, está ahora mismo en el aire.
Esta es la implantación de un proyecto de «pacificación» que el Ayuntamiento de Barcelona acaba de comenzar y está dirigido a algunas calles de la ciudad con entornos escolares. El fin es acostumbrar y concienciar a los conductores de vehículos sobre la prioridad y la importancia del peatón, sobre todo en determinadas zonas de la ciudad. La reacción de muchos usuarios ha sido un enfado que han mostrado desde la ironía y han denunciando compartiendo videos, grabados por ellos mismos, en las redes sociales.
Señalan la falta de seguridad que supone para las personas sentarse en un banco por donde los coches pasan «¿Y si al coche se le va el volante?», se preguntan, por ejemplo. Lo cierto, por un lado, es que esto no debería pasar. De hecho, en estos tramos se ha señalizado un límite de velocidad de 10 kilómetros por hora, más que suficientes para reaccionar a tiempo y evitar un rasguño sobre la chapa del coche al rozar con uno de los bancos.
Desde el consistorio responden reconociendo un error y explicando que las obras aún no han sido terminadas, ya que faltan maceteros y otros elementos de señalización bordeando los bancos. El mismo día de las quejas ha sido cuando la calle se ha señalizado en estado de obra. Pero la reforma urbanística sigue siendo defendida desde la Associació de Famílies d’Alumnes (AFA) de la Escola de les Aigües, que piden garantizar la seguridad de los alumnos y la salud del barrio.