Muchas estaríamos de acuerdo en que la ciudad —y mucho menos una grande— es un lugar poco idóneo para tener un animal de compañía, como un perro. Pero entonces tampoco es el lugar ideal para criar niños: también hay contaminación, ruido y estrés para nosotros.
Pero la verdad es que, por un lado, cada vez se hace más evidente la necesidad de proteger y hacerse responsable de los animales solos que nacen y viven en las ciudades y, por otro, que estas ciudades cada vez están más habilitadas para acogerlos.
Barcelona es un buen ejemplo de ciudad que cree en la convivencia entre los ciudadanos y sus mascotas y lo demuestra poniendo a servicio de tal fin la infraestructura adecuada. Los espacios habilitados para perros son un complemento necesario e ideal para las normas básicas de convivencia que los propietarios de los canes deben cumplir.
Los llamados pipicans son lugares de recreo preparados para que nuestros amigos hagan sus necesidades, corran, jueguen y se relacionen con otros perros. También nosotras, las personas que los cuidamos, encontramos en ellos lugares de encuentro con otros de nuestra especie (humana y fanática de los perritos).
Estos parques tienen entre 300 y 400 metros cuadrados y cuentan con un servicio de limpieza y riego diarios. El primero se habilitó en 2016 en Nou Barris.
El Ayuntamiento de Barcelona pone a disposición más de cien lugares en los que poder ir acompañados de nuestras mascotas, de los que más de la mitad son pipicans (espacios más reducidos y equipados de arena, fuentes para perros, dispensadores de bolsas y valla que los delimita). Todos estos puntos se pueden consultar en este mapa.