Sólo la superan Londres, París, Nueva York y Tokio.
Yo puedo insultar a mi hermano, pero nadie más puede hacerlo. En términos similares pienso en esta noticia. Debe ser una forma rara de no aceptar las críticas. Yo puedo criticar a Barcelona, pero más vale que no venga de fuera ningún detractor foráneo a decir lo que le falta a mi ciudad. En este caso, por suerte, las circunstancias se dan a la inversa. Quien viene de fuera llega para ensalzar las virtudes del suelo que pisamos.
Best Cities Ranking es, como cabría esperar, un ranking. Una lista que desarrolla la asesoría norteamericana Resonance y que ocupan las cien mejores ciudades del mundo. Las ciudades son valoradas en función de determinados aspectos.
Los aspectos valorados son lugar, producto, programación, gente, prosperidad y publicidad. De esa unión de aspectos se alcanza la conclusión de que esta “mezcla embriagadora de arquitectura y creatividad” es suficiente para hacer a Barcelona valedora del título de quinta mejor ciudad del mundo. Destacan también su clima, sus kilómetros de playas, sus parques, los colores de los barrios y el componente sofisticado, artístico y bohemio. Dicen también que se ha repuesto muy bien de la crisis política y del atentado.
Las siguientes ciudades españolas son Madrid –en la undécima posición– y Valencia –en la septuagésimo novena–. Barcelona, por su parte, está detrás de Londres, París, Nueva York y Tokio.