Antes de que nos convirtiéramos en la ciudad europea y cosmopolita que somos hoy, antes de que abrazáramos la comida internacional más que la propia y de que nadie supiera lo que es un gastrobar, éramos castizos.
Los bares más antiguos de Barcelona no tienen taburetes altos de madera ni paredes de ladrillo. Son oscuros, cerrados, ofrecen raciones copiosas y en su éter se palpa toda la historia. Tampoco deja de ser curioso y de tener una explicación la ubicación de estos bares: casi todos ellos están en el distrito de Ciutat Vella. ¿Por qué? Pues por la sencilla razón de que hasta bien entrado el siglo XX, Barcelona como tal era casi, casi exclusivamente este distrito.
1. Els 4 Gats
Se inauguró en 1884 con el ambiente de cabaret de Le Chat Noir de París como referencia. Su espíritu bohemio e inspirador llamó la atención a los artistas de la época, por lo que pronto fue frecuentado por Picasso (que diseñó la portada del menú), Dalí, Santiago Rusiñol o Hemingway. Era un foco de cultura en toda regla: había exposiciones de arte, tertulias culturales, espectáculos de sombras chinescas… A día de hoy no ha perdido su esencia, por eso Woody Allen rodó ahí algunas escenas de Vicky, Cristina, Barcelona.
Carrer de Montsió, 3
2. Can culleretes
Fundado en 1786, es el bar más antiguo de Barcelona y el segundo más antiguo de España. En sus orígenes fue una crémerie donde se vendían natillas, chocolate y horchata. No obstante, a principios del siglo XX, se convirtió en restaurante. Desde entonces, su prioridad ha sido servir cocina catalana de calidad, adaptándose siempre a los nuevos tiempos.
En sus sillas se han sentado personalidades como Plácido Domingo, Arantxa Sánchez-Vicario o el torero Mario Cabré y el restaurante presume de ellos con las numerosas fotografías que invaden sus paredes. Lástima que el daguerrotipo no estuviera todo lo extendido que nos gustaría para haber retratado también a los, seguro, ínclitos visitantes del siglo XVIII.
Carrer d’en Quintana, 5
3. 7 portes
Se inauguró en 1836 y en sus paredes se cocinó la primera muestra de arroz Parrellada, hoy plato típico de nuestra gastronomía. En 1950 se convirtió en punto de reunión de intelectuales y artistas nacionales e internacionales. Por eso contó con la presencia de Camilo José Cela, Federico García Lorca, Dalí, Picasso, Miró o Che Guevara.
Passeig Isabel II, 14
4. Los Caracoles
La palabra para definirlo es carisma, término que no ha perdido su fuerza desde 1835. No hace falta ser un genio para intuir que está especializado en caracoles en su salsa, aunque también ofrece platos típicos catalanes. Por aquí han pasado Robert de Niro, Joan Miró, Dalí y Gala o Giorgio Armani. A día de hoy es un poquito caro pero es tan clásico de la ciudad condal que hay que visitarlo al menos una vez en la vida.
Carrer dels Escudellers, 14
5. Casa Alfonso
Siendo uno de los bares más antiguos de Barcelona (se fundó en 1934), ha sobrevivido a la historia de la ciudad teniendo por bandera los embutidos. Si sus paredes hablaran, contarían mil historias de amor, poder y fama. Todas ellas acompañadas de sus “alfonsitos”, un mini café irlandés capaz de soltar la lengua al más callado.
Carrer de Roger de Llúria, 6
6. Marsella
Lo abrieron en 1910 y fue uno de los primeros pubs de referencia de la noche barcelonesa. Ahora puede parecer muy original salir de fiesta por pubs anglosajones pero que sepas que Picasso, Hemingway y Dalí ya lo hacían en sus tiempos. Con una decoración old school y con un ambiente más bien cerrado, es el sitio adecuado para tomarse unas pintas al son de música en vivo.
Carrer Sant Pau, 65