Estaría en el barrio de Marina.
La idea forma parte de una propuesta del Consorcio de la Zona Franca de Barcelona (CZFB). Y así lo dijo ayer Pedro Navarro, el delgado estatal del consorcio, en Catalunya Radio: “Barcelona no debe expulsar el talento por el precio de las viviendas y por ello el Consorcio se propone hacer espacios para millennials en el barrio de Marina”.
Para sacarlo adelante y que prospere, haría falta modificar el Plan General Metropolitano. Y es que se tienen que reubicar algunas áreas de equipamientos en la construcción de las viviendas.
En el proyecto, que a priori no debería ser malo per se, subyacen ciertas circunstancias que piden a gritos la revisión o por lo menos la duda. Por ejemplo: ¿si uno entra en un piso siendo millenial y crece, sería expulsado del barrio?, ¿son los millennials el grupo social desfavorecido que necesita la creación de un ghetto generacional? Es más, ¿es necesario un ghetto generacional?
Uno pensaría que no. Que no es una forma correcta de discriminación positiva. Evidentemente hay colectivos sociales -inmigrantes, ancianos- más cerca de la exclusión que los nacidos entre 1980 y 1994. Máxime cuando este problema, el de la vivienda, afecta a todos los ciudadanos.