La respuesta es maravillosa.
No hace falta ser un gran observador para darse cuenta de que el suelo de Barcelona no está como siempre. Y si no te has dado cuenta tiene que ser por tres razones: o porque no has ido por las zonas en las que está el suelo cambiado (poco probable), porque tienes torticolis o porque andas por Barcelona admirando sus fachadas. Si no es por ninguna de estos motivos, es imposible que no te hayas fijado en las manchas de colores que copan el suelo barcelonés.
Si bien es cierto, más que manchas de colores es más correcto decir burbujas. Porque así se llama el proyecto del que forman parte. From Bubble, del artista contemporáneo Daniel Bagnon, es un proyecto interesantísimo y metropolitano que aspira a poner sobre la mesa -sobre el suelo- reflexiones acerca del Alzheimer.
Para ello cuenta con dos avales. Uno, el de la implicación del Ayuntamiento y de las cinco entidades de la ciudad que trabajan la enfermedad. Y, dos, el hecho de que el proyecto funcionara con éxito en Madrid hace tres años.
Estas burbujas que -cuando son rojas- parecen lacres forman parte de “análisis conceptual sobre las estructuras de un cerebro que está perdiendo la capacidad de conectar su red neuronal a partir del deterioro progresivo que origina Alzheimer”.
Y, además, se integran en un contexto mucho mayor que es el de las actividades, en distintos centros, para hablar de la enfermedad.
El motivo de la elección de burbujas y no de otro elemento está justificado en su web: “Si existe una relación entre las alteraciones y disfunciones que hay en un cerebro humano tal como la enfermedad de Alzheimer (40 millones de personas que la padecen en el mundo) y una hipotética aparición de una alteración y disfunción social y global que nos alejan de nuestra propia identidad como seres humanos.”
Este gran cerebro urbano está instalado en el centro, sí, pero en las próximas fechas se extenderá a Nou Barris, a Les Corts y a San Andreu. En total 200.000 metros cuadrados, 10 kilómetros de recorrido y 4.000 burbujas.