Y su regreso no está exento de polémica.
La trama de las VTC en Barcelona va camino de dejar a La Historia Interminable en un relato del uruguayo Augusto Monterroso. Y es que aquí nadie ha dicho la última palabra, aquí todavía no se ha escrito el último capítulo.
Cuando parecía que ya todo estaba cerrado, que la batalla (¡la batalla!) la habían ganado los taxistas, que Uber y Cabify se iban con el rabo entre las piernas, Cabify ha decidido volver apenas un mes y medio después.
Y ha decidido volver interpretando la ley a su manera: si la Generalitat estableció 15 minutos de precontratación (ampliables a una hora por decisión consistorial), Cabify ha dicho que solo se tendrá que precontratar el servicio con 15 minutos de antelación la primera vez que se use la app.
Es por eso por lo que Cabify ha mandado un mensaje a todos sus usuarios. En el mensaje se informa del regreso a Barcelona, se pide que aceptemos las nuevas condiciones de uso y se nos vende un relato (desprovisto de toda cuestión económica) de porqué lo hacen: “Lo hacemos porque tenemos un firme compromiso con Barcelona y con toda nuestra comunidad”.
Cabify ha regresado con una flota de 300 coches, una flota que supone una merma de otros 300 con respecto al número de coches que hubo en la anterior.
Ahora habrá que ver cómo se desarrollan los acontecimientos: cuál es la respuesta de los taxistas (que ya han catalogado el regreso como “fraude de ley” y que han dicho que “este es el futuro que nos espera a todos, con corporaciones poderosas que se burlan de las administraciones, de la legalidad y de la soberanía del pueblo”); cómo actúan las instituciones; qué pasa con Uber; y qué hacemos los barceloneses.