Casi igual que un parque de atracciones de una sola atracción: una atracción que es un típico tobogán acuático, pero sin agua. Así se puede empezar a hablar de Calafell Slide, una de las atracciones más curiosas, sorprendentes, divertidas, insólitas y versátil de toda Catalunya.
Calafell Slide es más que un tobogán. Y lo es tanto por su longitud como por el hecho de que la velocidad sea regulable. Es cierto también que es una de esas atracciones definidas como “aptas para toda la familia”. Un elemento aglutinador, como Pixar: un lugar de unión y de encuentro del ocio para jóvenes y adultos.
Algunas de las cosas más guapas de Calafell Slide son, uno, el precio: cada viaje cuesta solo 3€ (de hecho, el precio de las entradas baja aún más en función del número de entradas compradas). Y, dos, si bien es cierto que no se pueden hacer carreras al uso –es técnicamente imposible adelantar a nadie–, sí que hay una herramienta que registra la velocidad de cada uno y luego permite la comparación y la medición.
Así pues, más de 30 años después de su fundación, este tobogán gigante sigue siendo único en Catalunya. Su ubicación, en un entorno verde único, lo ecológico de su actividad y el hecho de ser extensible a cualquier público, hace que quien lo prueba quiera repetir una y otra vez.
¿A quién no le va a gustar un tobogán gigante de 700 metros de longitud con velocidad regulable?