No hay guía turística que la esquive, ni instagramer que se resista a sus encantos. Como no hay turista que reprima la tentación de fotografiar su fachada, ni tampoco vecino del Born que no comience cada mañana encantado con el jardín improvisado con el que topa en carrer d’Allada-Vermell, 12.
La casa que se yergue en el número 12 de Allada-Vermell es, muy factiblemente, la casa no-modernista más famosa de Barcelona. Y ya que tiramos de términos comparativos tan absolutos, es posible que su fachada sea la pared más fotografiada –con el permiso del mural de El mundo nace en cada beso– de la ciudad.
A este punto tan concreto y aleatorio –lo de aleatorio es por la condición que avala su fama– solo le falta una historia épica. La razón de la densidad floral de este punto radica, sencillamente, en que sus propietarios, Lucky e Inés, empezaron a acumular plantas y plantas. Y, ya se sabe: cuando haces pop, ya no hay stop. Acumular, regar, abonar y podar. Solo eso, mucho amor.