Había pensado en tirar un poco de clickbait a la hora de titular este artículo. La idea era haberlo titulado con algo así como “Este fue el mejor edificio de todo 1900”. La cifra aludida es tan ambigua (1900 puede ser un año o todo un siglo) y el este tan enigmático que, como clickbait, sonaba perfecto.
Pero ya que no he usado esa treta amarillista a más no poder, empezaré aclarando el entrecomillado del párrafo anterior. El Ayuntamiento de Barcelona le concedió a la Casa Calvet el honor de ser el mejor edificio construido en 1900.
La distinción no deja de ser graciosa porque hubo cierto pique entre Ayuntamiento y arquitecto en el momento de la construcción. Y es que, en los planos de Gaudí (y a la sazón en la vida real), el edificio superaba la altura permitida por el Ayuntamiento. Pero el arquitecto seguía en sus trece: ni Dios (o sí) iba a hacer que Gaudí cambiara un centímetro del edificio.
El edificio, por cierto, fue un encargo de Hijos de Pere Mártir Calvet, fabricante textil de la época. A Gaudí se le pidió crear un edificio bidisciplinar: el subterráneo y los bajos estarían aptos para el negocio y la fábrica y la planta principal sería casa. Hágase.
Llegados a este punto cabe, quizás, la posibilidad de que te preguntes que cómo es posible que no se le dé apenas bombo a un edificio ideado por Gaudí. La respuesta, quizás también, podría ser que hay quien cataloga a la Casa Calvet con el epíteto de la-obra-más-conservadora-de-Gaudí. Y este barroquismo, esta simetría, este equilibrio y este orden tendrían una explicación: Gaudí tuvo que encajar el edificio entre otros más antiguos.
Esa podría ser una respuesta y otra también podría ser que la obra no es visitable. Aunque esta frase es cierta a medias: la casa es parcialmente visitable. Se puede ver (y comer, claro) en el restaurante que aquí hay. China Crown, así se llama, es un restaurante de comida china imperial.