
Al pasear por Barcelona nos encontramos con pequeñas joyas arquitectónicas. Y, como ocurre con todo aquello que llama la atención por su belleza, rápidamente nuestra mirada se vuelca en lo que tiene frente a los ojos: un pequeño palacio, una escultura que suele pasar desapercibida, una casa.
Nuestro último descubrimiento ha sido este: un pequeño edificio de color verde pastel y granate con decoraciones que remiten a la naturaleza. Se ubica en la calle Pàdua número 75, a pocos pasos de la Plaza Lesseps y a caballo entre dos barrios: Vila de Gràcia y El Putxet i El Farró. Pero más allá de su valor estético, esta casa tiene una larga y bonita historia detrás.
Con raíces en el modernismo catalán
Siempre ha sido una vivienda modernista, que se construyó en 1903 por el arquitecto Jeroni Granell i Manresa, reconocido por sus aportaciones en el modernismo catalán. Aquí en Barcelona, construyó edificios de estética similar al de la casa de la calle Pàdua, como las Casas Antoni Par (en Gran de Gràcia), la Casa Granell III (en la calle Girona) o la Casa Elisa Bremon (también en Gran de Gràcia). También destacó por su predilección por los vitrales; de hecho, junto al maestro Antoni Rigalt fabricó los del Palau de la Música y el Hospital de Sant Pau, dos iconos del modernismo.
Una antigua fábrica de perfumes
Aunque todo apunta a que fue construida para una familia de la burguesía catalana, algo muy habitual en aquella época, no se tienen datos sobre quiénes tuvieron el privilegio de habitarla. Lo que sí sabemos con total certeza es que a finales del siglo XIX y principios del XX muchas familias de la burguesía empezaron a construir sus torres de veraneo en lo alto de la ciudad, cuando Sant Gervasi era todavía un municipio, huyendo del centro convulso de Barcelona.
También sabemos que hasta mediados de los 70 esta casa fue una antigua fábrica de perfumes. Concretamente, fue la sede de la fábrica de Esencias Buil SA. Y, si nos fijamos en los detalles florales de la fachada, no puede ser más oportuno. Fuera cual fuera el criterio del propietario de la empresa, José Buil, el resultado final parece estar hecho adrede y no nos puede parecer más simbólico.
Una premiada rehabilitación entre lo antiguo y lo moderno
Tras varios años en desuso, la vivienda fue rehabilitada en 1989 por Alonso Balaguer Arquitectes Associats, un importante estudio de arquitectura con sede en el distrito barcelonés de Poblenou. Sergi Balaguer, uno de los miembros fundadores del estudio, nos cuenta que fue un auténtico reto llevar a cabo la reforma: tanto ellos como los nuevos propietarios querían respetar la esencia modernista. Y así fue. Aun así, tuvieron mucha libertad para crear espacios modernos, amplios y actuales. Como explica Balaguer, “fue una respuesta moderna pero respondiendo al edificio y al modernismo en el que estábamos”.
En 1992, tres años más tarde de ser rehabilitada, el estudio de arquitectura ganó el Premio nacional de rehabilitación Rehabitec. La intervención de Alonso Balaguer Arquitectes Associats consistió en acondicionar el espacio exterior de la vivienda, que incluyó el diseño de una piscina cubierta, así como en añadir un espacio semisótano intermedio entre la planta baja y el jardín, donde se ubica la piscina.
Inicialmente era una vivienda de planta baja y dos pisos, pero se tuvo que construir todo desde cero por lo antigua que era. Además, con la ayuda del departamento de patrimonio restauraron la fachada.
El resultado es una sinergia entre esas raíces modernistas y el lado más contemporáneo; un baile de estilos y épocas que es difícil que deje indiferente a alguien.