Halloween es una americanada, nuestra fiesta es La Castanyada.
La frase más arriba redactada es incuestionable. Halloween tiene origen estadounidense y aquí, históricamente, se ha celebrado la Castanyada. Ahora bien, eso no significa ni que sea bueno, ni que sea malo. Es una mera constatación. No obstante, sí que es cierto que (y esto es una puya a los más jóvenes) sabemos más de Halloween que de nuestras fiestas propias. Así que aquí van: éstas son las tradiciones que, desde finales del siglo XVIII, marcan el día de Todos los Santos.
1. Castañas
Aquí va una perogrullada del tamaño de un castaño: de aquí viene el nombre de «Castanyada». Lo suyo es rodearte de los tuyos y tostarlas o dejarlas asar al horno para después pegaros el atracón. Si tienes miedo de prender la casa en llamas siempre puedes comprarlas en un puesto callejero. Hay cosas que por décadas que pasen, nunca cambian. Friendly Reminder: las que suele haber por los parques son castañas pilongas y no se comen.
2. Panellets
Sí, los de panadería están muy buenos pero la gracia es que sean caseros ¿no? Aunque la pregunta se responde sola, entendemos las dificultades que implican cocinarlos. Antiguamente era una ofrenda que se hacía a los difuntos. Ahora sabemos que dárselos a los muertos es desperdiciarlos, así que hoy es una ofrenda para nuestro goloso estómago.
3. Boniatos
A las castañas y panellets se les suman los boniatos que, o bien forman parte de la masa del panellet, o bien se sirven aparte. Francamente y aunque mi comentario destile cierto tufillo reaccionario, es preferible que los niños se den festines con todas estas viandas a que se peguen un atracón de chucherías después de irlas mendigando puerta por puerta. ¿No?
Los boniatos, las castañas y los panelletes son la verdadera santísima trinidad.
5. Moscatel
Ni qué decir tiene que todo esto hay que “bajarlo” con el mejor digestivo de la terra ¿Quién dijo que necesitábamos una fiesta extranjera para tener una excusa para beber?
5. Visita al cementerio
No, no es desde el morbo o desde la irrespetuosidad. Más bien todo lo contrario. El 1 de noviembre y en el seno de algunas familias, es tradición hacer una visita a los difuntos, dejarles flores y limpiarles la tumba. También podéis aprovechar para recorrer el cementerio de Montjuïc que, además de poner los pelos de punta, es precioso.