
En este país estamos acostumbradas a considerar la retirada de un peaje como un hito insólito. Sobre todo, si imaginamos la posibilidad de que cualquiera de las paradas de pago en Cataluña se retire, la fiesta de celebración se nos antoja un auténtico desmadre. Y es que la comunidad concentra 4 de las 5 estaciones de peaje más caras de España.
A lo largo del territorio nacional, la diferencia entre lo que se puede llegar a pagar por una autopista y por otra puede ser de hasta un 665%, según la AEA. Los precios son muy dispares y varían también según la hora o la fecha, pero de entre las 36 autopistas de peaje (2.600 kilómetros en total), Cataluña encabeza la carrera. Y la ganadora, por ser la más cara, es la que forman los 29,7 km. del Túnel de Cadí, en Girona. De los 0.40€ que sale el km. en la vencedora catalana, pasamos a los 0,06€ que supone en Puxeiros de Baiona, Pontevedra.
Mientras seguimos utilizando las autopistas (porque, al fin y al cabo, suponen la solución más rápida para desplazarnos en coche), la hoja de ruta del Gobierno contiene la promesa de acabar con todos los peajes en los próximos años. Ante un sueño como este, preferimos guardarnos la serpentina y el champán para otras fiestas como los carnavales, sin embargo, parece que la promesa, poco a poco, se cumple.
Hace tres años se eliminaron los pagos obligados entre Armiñan-Burgos, Sevilla-Cádiz y Barcelona-Alicante (AP-1, AP-4 y AP-7 respectivamente). Y a partir del 1 de septiembre se eliminarán más peajes: lo harán también la AP-7 de Montmeló-La Jonquera y Barcelona-Tarragona, la AP-2 de Zaragoza-Mediterráneo, la C-32 de Montgat-Palafolls y la C-33 de Barcelona-Montmeló, más de 500 kilómetros.
Habrá que celebrar, entonces.