El monasterio de Pedralbes esconde muchos secretos dignos de Barcelona Secreta, entre ellos el que hoy pasamos a relatar. Tal y como ha adelantado la Vanguardia, en las entrañas del edificio se encuentra una cisterna que hace medio milenio servía el agua a todo el recinto. Para acceder al espacio, es necesario descender por una estrecha escalera que parece sacada de una película de terror.
Según la misma información, la cisterna fue construida en 1495 a petición de la abadesa de entonces, Teresa Enríquez, coincidiendo con unas obras de modernización del recinto que fueron impulsadas por la propia abadesa. Gracias a esta reforma, se consiguió filtrar el agua con una red de captación situada en el patio interior del monasterio.
A día de hoy, todavía se conserva el pozo que formaba parte del sistema de captación y donde las monjas aprovechaban para lavarse las manos. También se ha preservado el acceso vertical que llega hasta la citada cisterna, aunque está cubierto por una reja. Son los restos de un gran proyecto de la época con el que la abadesa Enríquez pretendía reivindicarse ante la comunidad religiosa, después de que el rey Fernando el Católico la hubiera colocado para influir en las familias catalanas más influyentes.