Del mercadillo callejero a la alta cocina: el desembarco de los bichos en los restaurantes barceloneses es cuestión de tiempo.
Un amigo me dijo una vez que hay un fallo en la Matrix. Que el creador de esto se equivocó en un momento dado porque no midió la posibilidad de que llegásemos a darnos cuenta. ¿El fallo? Todo alimento desconocido o recientemente conocido y relativamente atípico sabe a pollo.
Y lo piensas y es cierto. “He estado en China y he probado la tortuga”, “¿y a qué sabe?”, “a pollo”. Se puede sustituir el país y el objeto directo. Vale serpiente y vale Tailandia; vale el cocodrilo y vale Texas; vale la ballena y vale Islandia.
Y, por supuesto, deberían valer los bichos, ¿o no? En mi caso diré que no. Que, a título personal, difiero con la teoría de mi amigo. Aunque, claro, hay más de 6000 bichos comestibles y yo apenas he probado una decena.
Digresiones personales al margen y devanando el tema del artículo, diré algo importante: hay nutricionistas que aseguran que 30 gramos de insectos tienen las mismas proteínas que un bistec de 300 gramos. Si continuamos con las bondades del consumo de bichos, se podría decir que su producción es cien veces más barata, que la repercusión sobre el ecosistema es mil veces menor y que para 2050 se prevé que haya que producir un 70% más de comida.
Del mercadillo callejero a la alta cocina: el desembarco de los bichos en los restaurantes barceloneses es cuestión de tiempo. Nosotros sólo conocemos tres, pero por aquí te los dejamos.
BCN Insects
Es, indudablemente, el más conocido. En el Mercado de la Boquería y gestionado por la familia Petràs, recibió una advertencia por estar vendiendo un producto (entonces) ilegal en Europa. Tuvieron que cerrar.
Le caracteriza una amplia carta caracterizada por productos disecados y no frescos. Siendo los de sabores (grillo con sabor a bacon) los más populares. En cualquiera de los casos, tienes y si quieres probar, tienes disponibles escorpiones, hormigas, escarabajos, chapulines o saltamontes.
La Rambla, 91
El Santuari
Está pasado Vic, pero la excursión merece la pena. Y no por probar exclusivamente un puñado de bichos (para eso te vas a la Boquería, que no tienes que coger el coche).
El Santuari es uno de los sitios más bizarros (si bizarro significase lo mismo en francés que en castellano) de la provincia de Barcelona. Por tener tienen hasta carne de cocodrilo y de tiburón y de canguro. Es un restaurante de carnes exóticas.
Y, ¿qué hay más exótico que insectos? Tienen dos opciones: una que se llama insectos comestibles y otra que se llama insectos tailandeses.
Carr. Puigcerdà, Km 70, Les Masies de Voltregà,
Oaxaca
Es posible que la presencia de los insectos en la comida mexicana sea una de las menos sorpresivas. Y puede ser así por dos cuestiones: una, que los vínculos entre España y México son bastante estrechos; y dos, en comunión con la anterior, porque la comida mexicana es popular en Barcelona. Y quién más quien menos ha oído hablar alguna vez de chapulines.
Bueno, Oaxaca es uno de estos restaurantes mexicanos en los que venden bichos. Tienen chapulines de Oaxaca (30 gramos) por siete euros. Y Hormiga Chicatana (10 gramos) por nueve euros. La disponibilidad de ambos, no obstante, está sujeta a mercado.
Pla de Palau, 19.