Sábado, amanece, remoloneas, te levantas, no hay nadie en casa, bajas, qué sé yo, a por pan, no hay nadie en el supermercado pero está abierto, vas a la panadería y ocurre tres cuartos de lo mismo, miras a todos lados. Piensas: es un sueño. Sí, tiene que ser un sueño. Haces como en las películas y te pellizcas. Lo notas, te duele. No, no es un sueño.
Eres el último ser humano sobre la faz de la tierra. O al menos el único ser humano sobre el asfalto de Barcelona. O no. Igual te ha pasado como en ese capítulo de Rick y Morty en el que paran el tiempo para limpiar la casa. O cualquier otra cosa que se escapa de tu entendimiento.
La única evidencia que tienes es esa: estás solo. Entonces, como si esto fuera una novela de estas en las que eliges tu destino, te planteamos dos posibilidades: averiguar qué hostias está pasando o dedicarte a hacer todas las cosas que nunca has hecho, siempre has soñado hacer y ahora que no hay gente puedes hacerlas.
Nosotros nos quedamos con la segunda opción: aquella que pone al alcance de tu mano acciones sólo alcanzables a través de un sueño lúcido. La mayoría de ellas, no es que rocen la ilegalidad, es que la rebosan. Pero bueno, un día es un día, ¿no?
1. Entrar en la sagrada familia. Sí, qué duda cabe de que lo haríamos todos. Pero es una acción que se antoja sosa de por sí. Lo ideal sería echar una lona de plástico casi kilométrica en el suelo, echarle agua y jabón, desnudarse, y tirarse en plancha. Sería absurdo as fuck, que diría un estadounidense. Pero al mismo tiempo sería maravilloso.
2. Ponerte a 200 por la Diagonal. Al más puro estilo Benzemá o Toretto, pillar tu coche (o cualquier otro) y superar velocidades soñadas en carreras de NASCAR.
3. Abrir las jaulas de todos los animales del zoo. Tal cual. Dar libertad a todos los animales del zoo de Barcelona. Quizás a riesgo de sembrar el caos posterior, pero con la conciencia de haber cometido una fechoría que, según tu moralidad, puede ser al mismo tiempo una buena acción.
4. Pisar el césped del Camp Nou. Esto es así. ¿Te imaginas echarte unas carreras en el Camp Nou, emular a Messi, meter goles desde todos los ángulos y carreras por todos lados? Habrá alguien en contra de hacer deporte en este día, pero no podríamos desdeñar esta opción.
5. Entrar en una tienda y llevarte lo que quieras. Satisfacer tus necesidades neoliberales entrando en algún gran almacén llevándote por delante todo lo que te venga en gana: libros, libros y más libros. También algún PC o cualquier cosa.
6. Bañarte desnudo en la Barceloneta. No sólo por el hecho de bañarte desnudo en sí, que también, sino también por la posibilidad de estar completamente solo en una playa habitualmente atestada de turistas.
7. Entrar en una tienda de Apple o cualquiera de telefonía móvil. No para llevarte sus productos, sino para sincronizar todas las alarmas a una misma hora y volver loco al personal cuando le toque estar ahí. Vale, esta es muy infantil, pero no podríamos evitar hacerlo.
8. Ir al cine. O más concretamente, ir a los Phenomena, elegir tu peli favorita, servirte unas palomitas y disfrutar de la mejor sala de España para ti solo.
9. Visitas culturales. Entrar en todos esos sitios que nunca has entrado nunca por falta de tiempo/pereza/ consideras una turistada/ no estás dispuesto a pagar por ellos. Léase la mencionada Sagrada Familia, la Casa Batlló o La Pedrera.
10. Fotografiar. Hacer fotos espectaculares, guardártelas, y venderlas a National Geographic o cualquier medio dispuesto a soltar un pastizal por unas imágenes que no tiene nadie.