El primer desencadenante de lo que hoy se conoce como Día del Orgullo tuvo lugar en un pub de los Estados Unidos llamados Stonewall. Allí, donde solía congregarse algunos miembros de la comunidad gay y transexual, la policía irrumpió con una redada y escaló en protestas por parte de la comunidad LGTBI, harta del acoso estatal.
En España habría que esperar un poco más para el cambio. El gobierno de Franco había recogido en la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación social (1970), una modificación de la Ley de Vagos y Maleantes, en la que los homosexuales aparecían como un elemento social a perseguir, de la mano de drogadictos, mendigos o prostitutas. Una ley que además contemplaba internamiento en centros penitenciarios y psiquiátricos tanto para «homosexuales de nacimiento» como para «homosexuales permisivos».
La situación alcanzó cotas límites en los años 70, cuando Armand de Fluvià y Francesc Francino se lanzan a crear en Barcelona y bajo seudónimo el Movimiento Español de Liberación Homosexual (MELH), inicialmente llamado Agrupación Homófila para la Igualdad Sexual (AGHOIS). Tras la muerte del dictador Fluvià crearía el Front d’Alliberament Gai de Catalunya, todavía en lucha hoy y que encabezó la que fue la primera marcha por los derechos de los homosexuales en toda España.
El primer Orgullo se celebró el 26 de junio de 1977 bajo el lema «Nosotros no tenemos miedo, nosotros somos». Alrededor de 4.000 personas (algunos hablan de 7.000) se dieron cita en La Rambla en un día que supondría un punto de inflexión en la lucha por el reconocimiento de los derechos del movimiento.
La concentración acabaría siendo dispersada por las balas de goma de la policía. Hubo varios heridos como saldo final. Y un detenido, Oriol Martí, que se pasó 52 días en la cárcel. La repercusión de aquella concentración traspasó las fronteras de un país que todavía tardaría en llamarse democracia. Cleve Jones, mano derecha de Harvey Milk más tarde, fue uno de los allí concentrados.
Un año más tarde, la mecha se prendió en otras ciudades del Estado. Madrid, Bilbao, Sevilla o Valencia registraron en el 78 su propia manifestación en defensa del movimiento LGTBI.