Hay combates que dejaron huella en la historia. Este es uno de ellos.
Ahora que está sobre la mesa un (teórico) combate entre Tom Cruise y Justin Bieber, hemos tirado de hemeroteca y hemos pensado: a ver, qué marcianadas del estilo han pasado en Barcelona. Y, nada, hemos dado con un combate de boxeo la mar de extraño, el que se celebró el 23 de abril de 1916 entre Jack Johnson y Arthur Cravan en La Monumental.
Que Jack Johnson tuviera un combate no debería extrañar a nadie –a nadie que lo conozca, vaya–, no en vano era campeón del mundo de boxeo por aquel entonces. Lo raro es que a él accediera Arthur Cravan, a la sazón poeta (le venía de sangre, era sobrino de Oscar Wilde). Mentiríamos si dijéramos que no tenía nociones de boxeo. También era boxeador, aunque al parecer alguna que otra línea de su currículum pugilístico no resultaba muy realista, como esa en la que se jactaba de ser Campeón de Francia sin haber competido siquiera.
Inciso: la vida de Arthur Cravan la cuenta fetén Isaki Lacuesta en su docu Cravan vs Cravan.
Lo que sí se convirtió en un auténtico fraude fue el combate. Bueno, «convertirse» es un mal verbo. Realmente ya nació hijo del paripé. Fue idea de Cravan y no tenía otra motivación más allá que la económica, ya que necesitaba dinero para coger un barco rumbo a Nueva York.
Se acordó que el ganador se llevaría 50.000 pesetas. Hasta aquí todo normal, excepto por el detalle que también se acordó que ganase quien ganase se repartirían entre los dos el dinero a medias.
Con esas Cravan fue muy seguro de sí mismo a una de las peleas más estrambóticas y populares que tenían lugar en la Barcelona de la época. Tan seguro de sí mismo que fue hasta borracho. Borracho nivel darle la mano al mismo dos veces (dicen).
Habían pactado 20 rounds y sin embargo, Johnson tardó seis en mandarle al suelo, y no lo hizo antes porque el combate estaba siendo grabado y ya se sabe, el show debe continuar.