Aunque las partículas se irán desintegrando progresivamente, se ha hablado de la posibilidad de que la presencia de la gota fría en varios puntos de la Península provoque una lluvia ácida al mezclarse con el SO2. Sin embargo, desde la Agencia Estatal de Meteorología destacan que esta lluvia se daría en forma chubascos débiles y aislados, por lo que no supone un riesgo para la salud. Como mucho, los meteorólogos prevén que el azufre pueda modificar ligeramente el pH del agua en caso de lluvia. No sería una lluvia ácida al uso.
La forma en que llega el dióxido de azufre es a través de partículas disgregadas por las corrientes atmosféricas. No obstante, las particularidades nocivas (fragmentos de roca que afectan a bronquios y pulmones, peligroso para los ojos, etc) de esta materia solo se notan en las inmediaciones de las erupciones. La llegada de la nube de azufre apenas tendrá consecuencias en la península.