En pleno estallido de la crisis del 2008, un joven de 29 años del barrio de Vallecas (Madrid) recogía el testigo profesional de su padre, que llevaba desde 1999 atracando bancos accediendo a ellos a través del alcantarillado. Los medios le pusieron la etiqueta mediática de ‘El Robin Hood de Vallecas’, porque para vender algo hay que encontrar el camino más rentable, y no me dirán que un titular como «El Robin Hood de Vallecas atraca» o «El Robin Hood de Vallecas desayuna muesli» no tiene gancho.
Hacia el 2013 a nuestro protagonista se le acaba el chollo. Detenido y condenado a 7 años de prisión con alguna temporada en aislamiento, el mediático atracador tenía mucho tiempo libre y empezó a anotar ideas, su historia, y entonces aparece León Siminiani, director de cine, y empiezan a cartearse.
Nuestro atracador le contó a Siminiani las notas autobiográficas en las que estaba trabajando como forma de matar el tiempo, sin auténtica pretensión autoral, y el director de cine habló con Libros del K.O., quienes acabaron publicando un melocotonazo editorial titulado Esa maldita pared.
Fue ya con nuestro atracador en libertad condicional -a quien Siminiani bautizó ‘El Flako’- cuando comenzó a gestarse la película documental que le valió a Siminiani una nominación a los Goya en la categoría de Mejor Documental y que hoy puede verse en Netflix: Apuntes para un película de atracos.
Nuestros compañeros de Madrid Secreto le entrevistaron en el Parque de las Siete Tetas de Madrid y descubrieron en él a un tipo afable y dicharachero, sonriente, un tipo con un encanto embaucador. Y sobre todo a un tipo reinsertado.