En el número 5 de carrer del Palau está uno de los negocios que más nos gustan de toda Barcelona.
Hay muchos puntos de partida para empezar a hablar de Çukor. Uno de ellos, quizás el más facilón, es hacerlo en términos de sueño-húmedo-para-fans-de-Charly-y-la-fábrica-de-chocolate. La broma, casi como un silogismo, se construye sola: la diferencia es que para entrar no hace falta que te toque un billetito dorado en un paquete de chocolate. Basta con que cruces el nº5 de carrer del Palau.
Çukor se ha consolidado como lo que es desde hace unos años y en las calles del Born. ¿Y que es lo que es Çukor? Bueno, si no quisiéramos decir nada, diríamos que es el sueño de nuestra infancia materializado en lugar físico. Si ampliamos el cerco, vale con decir que es una tienda –y una fábrica– de caramelos artesanales.
Çukor, que significa azúcar en húngaro, gusta y triunfa porque parece no tener límites. Se renueva constantemente y no para de generar actividades y productos alrededor de una idea: lo dulce. A saber. ¿Taller de bombonería? Pues taller de bombonería, ¿existe la opción de celebrar tu cumpleaños? Existe.
Mención aparte (o no) merece la variedad de su producción. Insistimos: en Çukor podrían hacer suya una frase asquerosísima en su sentido aspiracional: “los límites los pones tú”. Aquí rescatan recetas antiguas y de otros países y las hacen aptas para distintas intolerancias alimentarias.
Su historia no deja de ser curiosa: nació hace unos años como pop-up –negocio temporal– en el barrio de Gràcia. Y, a fecha de 2019, sigue abierto en otro local más céntrico. Y que así siga siendo.