¿Qué hace un señor con una bufanda blaugrana y lo que parece ser una bolsa de dinero en uno de los murales de la parroquia de Sant Andreu del Palomar? Si te paras a mirar la imagen, la verdad es que desentona un poco entre todos los que le acompañan. Pero necesitamos un poco de contexto para explicar la historia, así que primero tenéis que ver el mural entero.
Se trata de una escena bíblica pintada por el paisajista Josep Verdaguer a raíz de un concurso convocado por el párroco Josep Casanovas, con el fin de decorar las paredes del templo (reconstruido tras los años de la Guerra Civil) con representaciones de la vida y obras del santo. En 1956 el pintor comenzó con los murales y no fue hasta 1960 cuando acabó su obra.
Cuatro años de trabajo que fueron todo un suplicio para el pintor, ya que tuvo bastantes encuentros con el párroco sobre cómo deberían ser las pinturas. Debates sobre precios, estilo, temas…. De hecho, el eclesiástico quería algo barroco y renacentista, pero al final Verdaguer acabó haciendo lo que le dio la gana.
Casanovas era muy conocido por su faceta culé, de hecho en su pasado había participado como párroco de Mollet en la formación de equipos de fútbol para los jóvenes, de donde surgieron varios jugadores que tendrían posterior relevancia en el Barça; como los hermanos Juli, Josep y Marià Gonzalvo.
Así que el pintor lo tuvo claro y colocó un alter ego del cura entre los condenados al purgatorio de su mural. Porque la venganza a veces se sirve en plato frío, y la de Verdaguer además no se moverá del sitio.