La noticia que debería abrir todos los telediarios.
El Sistema Nacional de Salud está de enhorabuena. Álvaro, niño alicantino de 6 años, padecía una leucemia linfoblástica aguda de tipo B. Con Álvaro se había probado la quimioterapia y el trasplante de médula. Ninguna de las terapias había surtido el efecto deseado.
Ha sido una terapia extremadamente novedosa, complicada y ejercida por primera vez en el sector público de la sanidad la que ha curado la enfermedad de Álvaro. La terapia, genética, se llama CAR-T 19. Y se puede resumir como una terapia que ayuda a reconocer, a atacar y a destruir las células cancerosas.
El hospital en el que se ha puesto en práctica es el de Sant Joan de Déu, en Esplugues de Llobregat. La jefa de unidad de linfomas, Susanna Rives, ha explicado el tratamiento: “Manipulamos genéticamente el linfocito, le cambiamos la información genética y le hacemos un receptor a medida contra esa molécula, haciendo que la reconozca y la destruya”.
Su eficacia había sido probada anteriormente en un ensayo clínico previo con 16 pacientes. Más del 80% que recibieron la terapia se recuperaron. Y dos años más tarde, el 62% continúa sin rastro de la enfermedad.
Aun así, las complicaciones son manifiestas. El CAR-T 19 no es capaz de distinguir entre célula normal y célula tumoral. Además, un 30% de los casos en los que se han probado han estado seguidos de complicaciones por toxicidadad en algunos órganos, así como por otro tipo de complicaciones neurológicas.