¿Es lo mismo el fuet que la somalla? ¿Hay diferencia de sabor entre el petador y el tastet? ¿Por qué sabe igual la secallona que els dedalets?
Antes de nada, se llama embutido porque intestino de cerdo relleno de carne cruda y condimentada es demasiado largo (bueno, y poco apetecible). Metida con calzador esta frase susceptible de ser un tuit viralizable, vamos con el tema.
Si, como al grueso de la población, te gustan los embutidos más que a Xavi Hernández un césped recién regado, puede ser que te lo hayas preguntado: si el fuet, el espetec, la longaniza, el tastet, la secallona, els didalets, la somalla o el petador me saben prácticamente igual, ¿por qué se llaman de forma diferente?
Apenas hay diferencia de matices y, aun así, somos peores que los esquimales con las tonalidades de blancos. Un catalán de Vic se podría enzarzar en una discusión eterna sobre la nomenclatura de uno de estos embutidos y la discusión la podría cerrar un vallisoletano diciendo: “esto es fuet”.
Y te diremos que, parcialmente (muy parcialmente), nuestro amigo pucelano tendría razón.
Resumiendo la cuestión y siendo un poco papistas, todo nos lleva a que todos los embutidos mencionados un poco más arriba son, a fin de cuentas, embutidos secos. Curados. Embutidos cuyo padre, abuelo o pariente de la parte más alta del árbol genealógico sería la butifarra y la longaniza cruda. Otra historia sería, si estiramos la metáfora del árbol genealógico, la del “fuet” que comercializan grandes marcas (ejem, ejem), que serían parte directamente de otro árbol.
Ahora bien, como hijos que son, las diferencias existen. Diferencias vinculadas a la preparación, al calibre, a la zona en la que se ha hecho… Pero, sobre todo, la principal diferencia radica en el cómo de su apodo.
Empezaremos la clasificación (de verdad, qué manía de taxonomizar en niveles tan reducidos) con el abuelo. La longaniza. La longaniza se diferencia del fuet (por ejemplo) en que es más gruesa. Tiene un diámetro de entre 4 y 9 cm y su longitud es de entre 50 y 90 cm.
La la somalla: alargada, delgada y delicada, con tripa extremadamente seca. De hecho, el propio nombre, somalla, hace referencia a su aspecto mustio. Somall, en catalán, significa “cosa seca y medio deshidratada”.
Otra cosa son els didalets: más cortos, como un dedo meñique y que se hacen a partir de salchichas.
Más complicado es lo relativo a lo que popularmente se conoce como fuet. Es más estrecho (entre 3 y 4 cm de diámetro) y más corto (entre 30 y 50 cm de longitud) que la longaniza. Decimos que es más complicado lo del fuet por lo siguiente.
Seguro que alguna vez has oído a alguien, has visto en alguna carta o en la etiqueta del supermercado que vas a comer tastet. Bien, el tastet es, realmente, la “copia cero” del fuet. Dicho de otro modo, el primer fuet creado. Se le llamaba así porque se probaba para comprobar si la concentración de especias era la adecuada.
También se le llama petador en otras comarcas. O incluso espetec. Aunque con el tema de espetec no hay consenso: hay quien dice que fue el nombre que inventó Casa Tarradellas para comercializarlo en el resto de España. Y hay quien dice que es el nombre que adapta el fuet en Navarclés.
Otro debate es el existente con la secallona. Hay quien traza la diferencia entre ambos en la forma de cortarlo. La secallona, dirán, se corta más fina que el fuet, que se puede cortar a tacos más gordos (mal que le pese a Merlí). Físicamente, la verdad, es que la secallona tiene forma de ocho (más o menos).
Y hasta aquí puedo leer.
Ahora la forma más sencilla de acabar el artículo sería diciendo: nos da igual cómo los llamemos porque nos gustan todos. Así que no veo por qué hay que repensarlo, con lo cual: nos da igual que sea fuet, longaniza, secallona, somalla o tastet. Nos gustan todos.